u1111065202 Gemma García Veiga

Los sueños nos atormentan porque nuestra conciencia nos quiere dar alcance, ¿estamos preparados para la verdad?


Thriller Nicht für Kinder unter 13 Jahren.

#miedo #terror #ovejas #hipnosis
Kurzgeschichte
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Las ovejas.

-¡Odio las ovejas!, puede sonar fuerte a los oídos de muchas personas, pero… ¡las odio! Tienen como adorables a esos animalitos de blanco y esponjoso pelaje. Parecen algodón de azúcar en las ferias de los pueblos, ovillitos de lana de vivos colores con los que ronronea el gato sobre la alfombra, jerseys cálidos que frente a la chimenea acompañan la taza de té humeante. “¡Son tan dóciles y mansas!”- Daniel se movió incómodo en el diván.- Pero a la oveja le falta individualidad. Caminan en rebaños, se mueven al mismo son y se asustan sin saber muy bien de qué. Si la primer corre, corren todas, y si corre la última, también corren, es decir, no tienen un líder que las dirija, simplemente se dejan mecer por el miedo. Son seres estúpidos que me recuerda lo caprichosa que es la vida insuflando existencia a unos seres tan insípidos.
-Comprendo.- se colocó las gafas la doctora Navarro.
-Usted es muy inteligente. Todo lo comprende, pero de poco sirve.- se incorporó para clavar sus ojos grises oscuros acompañado de una mueca de desprecio en la figura de su psiquiatra.
-Tengo que visionar el cuadro completo para formular una terapia.- no le amedrentaba una mirada furiosa cargada de odio. Tenía años a sus espaldas que la otorgaban una experiencia que aquel mozalbete de diecinueve años recién cumplidos, no iba a disipar.
-¡Escúcheme cuando la hablo! ¡Odio a las ovejas!- frotó sus manos huesudas contra su pelo.- Las veo por la calle, por las noche se amontonan alrededor de mi cama mirándome fijamente, las oigo en sueños con ese balido mortecino y aburrido. ¡Quíteme esta obsesión que no me deja ni de noche ni de día!
-En eso estamos.- se colocó las gafas sobre sus cabellos canos y le miró fijamente.- ¿Cuándo comenzó esta obsesión?
-Después del accidente.- escupió cada sílaba con desprecio.
-¿Justo después?-insistió ella cuando se dio cuenta que su verborrea terminaba cuando se hablaba de aquel día.
-¡Sí! Antes me daban igual las putas ovejas.- ella asintió y escribió en su block.- No se le ocurra preguntarme qué recuerdo de aquel día, porque no recuerdo nada, todo es oscuridad. Salimos de una fiesta y lo siguiente que me viene a la memoria es despertar en un hospital, y mis padres entre lágrimas me cuentan que mis dos mejores amigos están muertos.
-¿Conducía usted?- los ojos de Daniel se achinaron y sus labrios se fruncieron en un gesto grotesco.
-¡Yo no fui responsable de su muerte!-su voz tomaba un tono peligroso. Navarro levantó la mano para calmar los ánimos.
-¿Hoy ha venido alguien de su familia o su novia como le pedí?- el negó lentamente, disfrutando del momento, de llevar la contraria, de contradecir una petición tantas veces remarcada en su anterior sesión.- ¿Por qué? Puedo cuadrar mi agenda.
-Veamos como se lo explico para que lo coja a la primera. Mi madre desde el accidente no deja de llorar, parece que le fastidia que muriesen todos menos yo; mi padre… mi padre lleva meses sin hablarme; y mi novia Laura, cortó conmigo en el mismo hospital, cuando desperté del coma, la muy puta vino a echarme en cara…- Daniel miró de reojo a la doctora esperando que ésta no hubiera escuchado nada.- Y mis amigos yacen bajo tierra.
-¿Qué le echó en cara?-no iba a desviar su atención.
-Parece que esta cicatriz que cruza mi cara no hacía juego con su bonito cuerpo.- rió amargamente.- Pero dejemos las gilipolleces para otro momento y haga conmigo hipnosis o lo qué sea, ¡quíteme las ovejas de la cabeza!…- guardó silencio y miró a su alrededor.- Las oigo a todas horas.
-La hipnosis no es un juego. Su mente ha bloqueado unos recuerdos traumáticos, quitar esa barrera sin saber que hay tras ella puede resultar peligroso.
-¿Qué barrera? Estas ovejas tienen que desaparecer de mi cabeza. No quiero que hurgue en mi cerebro.-la doctora Navarro esbozó una sonrisa materna.- ¿Piensa que las ovejas son consecuencia de mi accidente?
-Las ovejas son quizá un simbolismo, una pista que su mente le manda para que tenga presente algo. Algo que sucedió, algo que no hizo, algo que debe hacer, que dejó incompleto...- “¿Qué?”, preguntó Daniel interesado.- No lo sé.
-Pues averigüe lo que sea pero por el camino más corto.- ella se encogió de hombros.
-Túmbese de nuevo sobre el diván. Quiero que miré fijamente ese plato de la pared.- la doctora Navarro apretó un botón de su escritorio y el plato comenzó a girar lentamente.- Concéntrese en su movimiento, en sus dibujos. Relaje todo su cuerpo y dejé que su mente entre en un estado puro de relajación. Escuche mi suave voz, aíslese de todo sonido. Sus parpados pesas y entre en un profundo sueño. Quiero que retroceda en el tiempo y regrese al día del accidente. Usted y sus amigos salen de una fiesta. Han bebido más de la cuenta. Se suben al coche e inician el regreso a casa. Van contando detalles de la fiesta y riendo tontamente de cosas sin importancia. Avancemos hasta dos minutos antes del accidente, no tema nada, nada le va a suceder, usted es un mero espectador. ¿Qué está sucediendo?
-Rafa es un cabrón…- las manos de Daniel se encrespan marcando sus venas y blanqueando sus nudillo.-… se ha besado con Laura. Me dice que van en serio, que él no tiene la culpa que ella no se fijase en mis bonitos hoyuelos o en mis ojos azules, quizá mi mal carácter, mis salidas de tono y esa tendencia a pegar a todo el que me contradicen, hayan hecho que se me escapase. Que no va a dejar pasar la oportunidad de conocer a una chica buenorra porque yo la viese primero, que eso es de niños.
Daniel guarda silencio y golpea al aire con el puño cerrado, seguidamente abre los dedos y sacude la mano con una muestra de dolor en su rostro. La doctora Navarro ve unos cortes abundantes pero pequeños que cicatrizan entre los nudillos y lo huesos.
-¿Qué ha sucedido?-pregunta ante el silencio prolongado.
-He roto con el puño mi ventanilla. Mis amigos me gritan que estoy loco. No me gusta que me llamen loco. No me hace ninguna gracia que Rafa se crea mejor que yo porque se va a llevar al huerto a Laura. ¡Ella es mía! Yo se la presenté.- mueve con violencia las manos de un lado a otro, agarra con fuerza un objeto inexistente.- Ahora ya no me critican, están callados. Saben que soy capaz de despeñar este coche por el acantilado, no tengo miedo a morir, ellos sí.- su semblante se marca con unas arrugas pronunciadas en su frente y toda su expresión toma una aire diabólico.
-Prosiga.- se inclina sobre Daniel susurrando a su oído.
-El alcohol desata las lenguas. Ya lo dice mi madre: “Niños y borrachos los más sinceros”.- golpea con la mano derecha hacía un lado y hacía atrás, intentando liberarse de algún tipo de aferre que le tiene preso; con la mano izquierda sigue sujetando con fuerza lo que la doctora a determinado que es el volante, moviéndolo sin control.- Los muy cabrones me dicen que salen conmigo porque nadie se mete con ellos, porque yo consigo lo que nadie más tiene, el alcohol y los porros que llevo a las fiestas, y porque todas las tías se acercan por estar a mi lado y algo pillan, aunque es cierto que cuando ven como me las calzo, ninguna me soporta. Como Laura. Me esquiva, y le da a Rafa lo que tan amablemente me negó a mí alegando que éramos muy buenos amigos. A la única tía que he respetado, a la única que no he metido mano, y me la juega. –un giro violento de su mano izquierda hacen saber a Navarro que se han salido de la carretera y caen dando vueltas de campana por el acantilado.
La doctora Navarro se levanta lentamente para detener el plato que sigue girando por inercia. Sabe que Daniel despertó en el hospital. La hipnosis no le ha revelado nada que no supiera. Su mal carácter del que hace gala constantemente hizo que se mataran sus amigos por una discusión sin sentido. Un golpe seco hace que se giro para ver como este se arrastra por el suelo.
-Ahora me suplicáis…- la doctora mira asombrada hacía Daniel - ¿Qué se siente cuando nadie escucha vuestras palabras? ¿Cuándo vuestras peticiones son desoídas por capricho?- Daniel se sumerge de lleno en el sueño. Los ojos de sus amigos se clavan en los suyos con una súplica de horror.
“-¡No puedes dejarnos morir!- grita Rafa desesperado mientras forcejea para quitarse el cinturón de seguridad.
-¡Daniel somos tus amigos, tus únicos amigos!- implora Nacho, que no siente las piernas.- ¡Huele a gasolina!
-¿Ahora somos amigos?- Daniel mira a su alrededor buscando a alguien que pueda ser testigo de lo que está a punto de hacer. Solo unas ovejas observan a escasos metros mientras siguen pastando apaciblemente, nada de lo que sucede va con ellas. Palpa su bolsillo trasero y saca un Zippo que no duda en encender.
-¡¿Estás loco?!- gritan sus dos amigos.
-¡No estoy loco! Mandaré recuerdos a Laura de tu parte.
Lanza el mechero por los aires cayendo junto al charco de gasolina que se forma bajo el coche. Explota. Una pieza del cárter sale volando y golpea con fuerza la cara de Daniel que cae sobre su espalda. Parpadea con dificultad, siente la sangre deslizarse por su rostro. Las ovejas se agolpan a su alrededor y le clavan sus marrones ojos acusadores.”
5. März 2018 10:50 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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