Al hombre más inteligente del planeta Tierra le habían encargado escribir un mensaje de ciento cincuenta palabras, para enviarselo a la primera raza alienigena descubierta por el ser humano. El hombre se pasó varias semanas escribiendo y reescribiendo miles de veces aquellas pocas líneas sin llegar a estar nunca del todo convencido sobre qué palabras emplear, ni sobre lo que quería transmitir realmente. Cuando llegó el último día hábil para entregar la comunicación a las Naciones Unidas, el hombre decidió que su mensaje iba a contener una sola palabra que, según él, reunía en sí misma todos los valores fundamentales de la vida conocidos por los habitantes del planeta Tierra. La palabra elegida por el hombre encargado del primer comunicado con la comunidad extraterrestre, fue finalmente “amor”. El mensaje, sin embargo, no fue bien recibido por los alienígenas, que lamentablemente no entendían nuestro idioma y lo interpretaron como una amenaza.
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