A Zaki le encantaba su vida de zángano. Ser de los pocos machos fértiles en una colmena de abejas al fin y al cabo tenía muchas ventajas. Las abejas obreras se encargaban de proporcionarle cama y comida, además no tenía este terrible aguijón como otras abejas y gracias a eso podía acercarse a los humanos sin que nadie intentase matarle. Pero lo mejor de todo, era tener la oportunidad de copular con la abeja reina, la hermosa y fértil Zuleika. Como todos los zánganos, Zaki tenía una cita apuntada en su calendario para su vuelo nupcial con la reina de la colmena.
Cuando llegó el anhelado día del encuentro, Zaki se despertó tan emocionado y excitado que ni siquiera hizo mucho caso a las miradas tristes de las abejas obreras que le habían traído el desayuno. Después de comer, Zaki empezó el vuelo desde su colmena y cuando sus ojos se cruzaron con los de Zuleika, la alcanzó desde arriba colocando su tórax encima del abdomen de la hermosa y voluminosa reina. La explosión fue tan fuerte que pudieron oírla hasta los humanos. Entonces, Zaki empezó a notar un dolor extraño justo de bajo del abdomen y de repente, antes siquiera de poder entender que aquello iba a ser su ultimo vuelo, todo se volvió negro.
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