—Necesito un esposo, Yoongi, y lo necesito para ya.
Sentado en la parte de atrás de su coche, de camino ni más ni menos que a un Starbucks, Jeon Jungkook miró el reloj por décima vez en menos de una hora.
La carcajada de sorpresa de Yoongi acabó de crisparle los nervios.
—Pues escoge a cualquiera y dirígete al altar.
El consejo despreocupado de su mejor amigo le habría resultado útil si Jeon Jungkook confiara en los hombres de su vida. Tristemente, no podía hacerlo.
—¿Y arriesgarme a perderlo todo? Me conoces bien. Lo último que necesito es que las emociones se interpongan en algo tan importante como un acuerdo matrimonial. —Precisamente eso, un acuerdo, era lo que Jungkook necesitaba. Un contrato, un convenio mercantil que beneficiara a ambas partes durante el curso de un año. Luego podrían tomar caminos distintos y no volver a verse nunca más.
—Algunos de los hombres con los que sueles aparecer en público estarían encantados de firmar un acuerdo prematrimonial.
Ya había pensado en ello, pero había trabajado tan duro para construirse una reputación de cabrón insensible que ahora no veía la necesidad de arruinarla fingiéndose enamorado, y todo con el objetivo de conseguir que un hombre accediera a subir con él las escaleras del juzgado.
—Necesito a alguien que esté de acuerdo con mi plan, alguien por quien no sienta ni la más remota atracción.
—¿Estás seguro de que este servicio de citas es lo más adecuado?
—De parejas, no de citas.
—¿Cuál es la diferencia?
—No te buscan a alguien que se adapte a tus intereses amorosos, sino a tu plan de vida.
—Qué romántico. —El sarcasmo de Yoongi sonó con tanta contundencia como un grito.
—Al parecer no soy la única persona en mi situación.
Yoongi se atragantó en medio de una carcajada.
—En serio —consiguió articular—, no conozco a ningún hombre con tu título y tu dinero que necesite llamar a un extraño para que le ayude a sentar la cabeza.
—Este tipo tiene muy buenas referencias. Es una mujer de negocios que ayuda a hombres como yo en situaciones similares.
—¿Cómo se llama?
— Kim Tae
—Nunca he oído hablar de ella.
A dos bloques del lugar del encuentro les pilló un atasco en la intersección de dos calles. Los segundos no dejaban de pasar y ya llegaba tarde a la cita. Maldición, Jungkook odiaba llegar tarde.
—Tengo que irme.
—Espero que sepas lo que estás haciendo.
—Estoy haciendo negocios, Yoon.
Su amigo resopló para mostrar su desaprobación.
—Lo sé. Son las relaciones las que se te dan como el culo.
—Que te follen. —Pero Jungkook sabía que su amigo tenía razón.
—No eres mi tipo.
El chófer de Jungkook dio un golpe de volante y cambió de carril. Implacable, justo como le gustaba a su jefe.
—Quedamos esta noche para tomar algo.
Jungkook colgó el teléfono, lo guardó en el bolsillo del abrigo y se reclinó en el respaldo del asiento. Llegaba tarde, ¿y qué? Los hombres de su posición podían presentarse media hora después de lo acordado y aun así la gente se deshacía en atenciones como si fuera culpa suya. Mucho dependía de aquel encuentro. Tenía que encontrar un esposo antes de la siguiente semana si quería conservar la propiedad ancestral de su familia que iba unida al título, por no mencionar lo que quedara de la fortuna de su padre, y todo ello dependía de Kim Tae.
_____
Y aquí estamos de nuevo, esperemos que no haya problemas con esta adaptación.
Love u
A,
Vielen Dank für das Lesen!
Wir können Inkspired kostenlos behalten, indem wir unseren Besuchern Werbung anzeigen. Bitte unterstützen Sie uns, indem Sie den AdBlocker auf die Whitelist setzen oder deaktivieren.
Laden Sie danach die Website neu, um Inkspired weiterhin normal zu verwenden.