jarivis Jas L. S.

La leyenda de James Nowak lleva generaciones susurrándose entre los habitantes del pueblo de Lubin. Muchos han oído la historia del niño que permaneció oculto en la oscuridad de su hogar, sin poder salir nunca a la luz del sol. Pero pocos conocen la historia completa de lo que le ocurrió.



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Kurzgeschichte
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Entre gotas

Según Abraham Maslow, el deseo es la necesidad de aquello que es absolutamente vital y por lo tanto es imprescindible para sobrevivir.


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Cuenta la leyenda, de un pequeño pueblo a las afueras de Lubin, Polonia, en donde había un joven llamado James Nowak. Desde pequeño siempre fue el niño más extraño del lugar, no frecuentaba con la gente y le costaba mucho salir en el día, normalmente cuando lo hacía, tenía que usar camisas manga larga de cuello tortuga para evitar que le saliera urticaria por toda su piel. Su familia lo mantenía la mayor parte del tiempo en su casa, en donde recibía educación personal, en completa oscuridad.


Este pueblo era muy religioso, igual que su familia, por ello lo tenían alejado de todo contacto externo, para evitar que se pensará que pudiera estar “poseído”. Normalmente solo comía carne y tenía que estar casi cruda, en donde hubiese aun sangre en ella. Se dieron cuenta que al comerla en este estado, su energía aumentaba, al igual que su estado de ánimo. Debido a esto, empezaron a buscar opciones, de tratar de cocinarla lo menos posible.


Un verano llegó al pueblo, una chica de la misma edad que James, aproximadamente de dieciséis años. Luego de la muerte de sus padres por un accidente automovilístico, fue trasladada con sus abuelos maternos los señores Kowalski. Su abuelo era el pastor de la iglesia local y sumamente devoto. El nombre de la joven era Elizabeth aunque todos la llamaban Ela. A diferencia de sus parientes, le gustaba mucho lo paranormal, por lo que pasaba la mayoría del tiempo haciendo investigaciones al respecto y visitando con frecuencia el cementerio.


Un día pasó por la heladería para comerse un helado y escuchó una conversación entre el alguacil y la mesonera.


—Otra vez vimos a la Sra. Nowak comprando más carne de lo habitual, si sigue así se llevara toda la carnicería. Estoy segura que su hijo tiene algo que ver con esto, él está maldito y lo sabe.


El alguacil sin prestarle mucha atención a lo que le decía la señora, agarró el café y le dio un sorbo mientras ojeaba de nuevo el periódico.


—No se preocupe, le aseguro que su hijo no tiene nada que ver, seguro estarán planeando hacer una fiesta.


Ela volteó la vista y un sinfín de preguntas le pasaron por su mente, todas eran relacionadas con esa familia. Se quedó mirando el servilletero por unos minutos y decidió ir a conocer a estos personajes. La curiosidad la invadía por completo. Se acercó al aparador y preguntó dónde podía encontrar a la familia Nowak. El señor que atendía la miró y la mesonera que la escuchó le respondió.


—¿Qué quieres hacer tu allá niña?, nada se te ha perdido. Cuidado con querer jugar con el diablo.


Sin quitarle la mirada al señor, Ela le entregó una servilleta con un bolígrafo


—¿Me puede escribir la dirección por favor?, muchas gracias.


Esté la tomó y la escribió paso a paso. Antes de devolvérsela la miró fijamente y con un tono entre cortado le dijo.


—Sea lo que sea que busques por allá, ten cuidado —Ela tomó la nota y salió de la heladería a toda prisa.


Esa noche decidió ir a ver la casa de la familia Nowak. Esperó a que sus abuelos se durmieran y se escapó por la ventana, una vez en la calle tomó su bicicleta rumbo a conocerlos. A diferencia de otras noches, esta era mas oscura de lo normal, no había rastros de la luna en todo el cielo, solo estaba iluminado por las estrellas que levemente se veían por lo nublado que se encontrada. Luego de un rato de camino boscoso, se paró en una pequeña casa de madera, un poco deteriorada por los años. Se bajó de la bicicleta y se acercó a una de las ventanas cerca de la puerta principal. Se asomó por esta y vio en su interior. La habitación estaba en completa oscuridad, iluminada levemente por alguno que otro candelabro encendido. De las sombras salió un joven de tés muy pálida y fina con cabello corto y rojo como el fuego que se reflejaba por los leves destellos de los candelabros, se sentó en lo que parecía una mesa. De otro cuarto salió una señora de edad un poco encorvada, con un plato que chorreaba un líquido que no logró ver que era, lo colocó frente al joven y vio como este lo devoró sin parar para respirar.


Intentó acercarse mas a la ventana pero tropezó con una raíz e hizo un sonido que retumbó por todo el lugar. Inmediatamente el joven se volteó y la vio a los ojos. Ela se dio cuenta que este tenía todos los alrededores de la boca llenos de un líquido color rojo. Separando su mirada de él, intentó correr, pero fue imposible, se había torcido el tobillo y apenas podía caminar. El chico se limpió con la manga de la camisa y fue directo a la puerta, de donde salió y la vio tirada en el piso intentando levantarse.


—¿Estas bien? ¿Te hiciste daño? ven déjame ayudarte.


Se acercó y agarró con ambas manos su pie. En su rodilla había una leve raja de donde salía sangre, esta cayó en una de sus manos y los ojos de él se pasmaron en ello.


—¿Qué pasa?, ¿Por qué te quedas mirando?, no me hice nada, fue solo un golpe —respondió ella mientras intentaba nuevamente ponerse de pie.


La cargó y la metió en la casa dejándola tendida en el sofá. La habitación estaba completamente a oscuras, con solo la chimenea y una vela que apenas la iluminaba. Se acercó a ella y tomó un pañuelo de su bolsillo con el cual cubrió la herida.


—Que hermosa eres Elizabeth.


Ela nuevamente pasmó sus ojos en los de James.


—¿Cómo sabes mi nombre?


—Eres la nieta del pastor, te he visto en el cementerio varias veces, leyendo.


—Yo nunca te había visto, ¿por qué no vas al colegio como los demás?


James le quitó la mirada y se paró.


—Ya es tarde le diré a mi madre que llame a tu abuela y te venga a buscar, no es seguro estar aquí.


—Espera ¿Por qué no es seguro?, ¿Cómo te llamas? — lo tomó del brazo


—James, seguramente no sabes quién soy, no suelo conocer a mucha gente. No deberías estar aquí.


—¿Qué estabas comiendo?


La miró directo a los ojos, ella vio como sus mangas estaban cubiertas del liquido rojo. Lo soltó del brazo inmediatamente.


—Lo que viste fue sangre, la necesito para vivir, sin ella no puedo existir, por alguna rara razón, soy adicto a ella.


—¿A la sangre humana?


—No, solo animal, aunque la he estado tomando por ya casi cuatro años.


—¿Y si eres un vampiro y por eso necesitas beber sangre?, ¿La probarías?


James soltó una leve carcajada, pero terminó rápido al ver la cara de molestia de ella. Ela se quitó el pañuelo que tapaba su herida.


—Pruébala.


—No creo que sea buena idea…


—Solo hazlo, ni que fueras hacerme daño o algo así, solo es probar un poco y ver que pasa.


La miró y se inclinó para beber un poco del rastro de sangre que aún quedaba en ella. Pasó un rato en silencio y la soltó inmediatamente alejándose de ella al otro lado del sofá.


—¿Qué pasó?, ¡POR DIOS TUS OJOS! —estos se habían tornado completamente negros. Sin responderle se paró y fue directo donde ella.


—No tengas miedo, no te haré daño, no sé qué me pasa.


En cada palabra que decía, ella intentaba ver si veía algún colmillo sobresaliendo.


—¿Qué eres? —respondió con voz baja entrecortada.


—No lo sé, soy diferente, por favor no te vayas así.


La madre de James entró de inmediato a la sala y con una voz sobresaltada les dijo.


—¿Qué haces tú aquí? —vio la sangre en la rodilla de Ela e inmediatamente corrió a donde estaba él, agarrándolo por los hombros.


—¿La probaste?, por favor dime que no lo hiciste.


La miró y esta al ver sus ojos, se separó y se arrodilló en llanto junto a él, repitiendo el ave maría una y otra vez mientras se agarraba la cruz que tenía como collar en el cuello. Ela sin poder moverse vio como este cayó automáticamente en el piso convulsionando frente a ella. Luego de unos segundos, dejo de moverse y el silencio dominó toda la habitación, quedó completamente recostado en el suelo húmedo.


Ela se acercó a él y tomó su cabeza, con sus manos.


—Todo va a estar bien, tranquilo estoy aquí.

Inmediatamente al terminar la frase James la miró fijamente y la tomó por el brazo bruscamente. Se levantó llevándosela cargando fuera de la casa, antes de salir miró a su madre, pero esta seguía arrodillada con los ojos cerrados rezando sin parar. Tomó una fuerte bocanada de aire, se volteó y se adentró en el bosque, agarrando a Ela sin soltarla, mientras se escuchaban los gritos de ayuda que esta emitía.


Desde ese día nunca más los volvieron a ver. Según cuentan los locales, se la llevó al bosque para devorarla. Otros dicen que estaba enfermo y que ella era el antídoto que él necesitaba. Lo que sí es certero es que su abuelo la buscó por todo el pueblo y sus alrededores, pero ni un solo rastro de ambos se encontró.


Por las noches de luna llena, se puede visualizar entre los arboles un joven de la misma estatura de él, seguido de unos leves gritos de mujer, que se calman al pasar la noche. Se dice que está a la espera de otro voluntario que quiera dar a probar su sangre y quiera unirse a él.


1. Dezember 2022 01:06 2 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

Über den Autor

Jas L. S. En alguna parte del mundo esta pasando una historia ¿Por qué no contarla?

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Aby Fod Aby Fod
Hola buenas tardes Una pregunta ¿cómo pones un booktrailer?
January 14, 2024, 16:54
Aby Fod Aby Fod
Me gusta mucho tu historia 🥰💓
January 14, 2024, 16:51
~