sweet_teddee Dee Dee

Había un lindo lugar, escondido en un rincón de la calle, rodeado por plantas dentro de pequeñas macetas junto a una desgastada bicicleta de entregas. No era eso lo que a Jimin más le gustaba; sino el poder pasarse cada mañana, por el mismo vaso de café, el mismo pastelillo, y aspirar el mismo aroma a jalea de naranja. ☆EN PROCESO ☆Ambientada en el año 2002 ☆Temática Omegaverse ☆ Historia 100% mía ☆Portada hecha por mi ☆Namjoon Top / Jimin Bottom Publicada en Wattpad el 18/Septiembre/2022 Publicada aquí el 12/Noviembre/2022 NO se aceptan copias, traducciones ni adaptaciones de esta historia.


Fan-Fiction Bands/Sänger Nur für über 18-Jährige.

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Año 2002, Corea del Sur.


Crecer en un pueblo había sido tranquilo; las personas le solían decir eso cuando hablaba del lugar del que provenía. En donde pasaba los días sentado sobre pasto, que después dejaba pequeñas ronchas en su piel que terminaban siendo cubiertas con crema para evitar que se lastimara al frotarlas.


Toda su vida había tenido el perfecto conocimiento de lo que quería hacer con el resto de ella.


A él le gustaba enseñar, era su pasión. Al igual que los niños.


Fue por eso que realmente jamás se debatió sobre a qué áreas debía ir mientras avanzaba de nivel educativo.


Jimin era un joven feliz, pacífico, y que siempre gustaba de la compañía de sus pensamientos y su lobo interior.


Así que cuando por fin tuvo su título universitario y pudo recibir su plaza para comenzar a trabajar, estuvo demasiado feliz de saber que podría dedicarse a lo que amaba.


Sin embargo, conforme los pocos años comenzaron a pasar llegaron unos cuantos problemas, pues la institución preescolar en la cual impartía clases básicas comenzó a sufrir decadencias económicas. Provocando con esto que muchos profesores tuvieran que ser despedidos.


Así había sido como el puesto de Jimin fue recortado.


En un inicio se había sentido triste claro, aunque sólo lo había hecho por dejar a sus pequeños, a los cuales había aprendido a amar demasiado, viéndolos crecer, y convertirse en las pequeñas personas que serían el futuro de la región.


Y después comenzó a sentirse triste de verdad, cuando pasaban los meses y no conseguía un empleo nuevo.


Realmente sabía que no tenía mucho de qué preocuparse, tenía veinticinco años, aún vivía con sus padres y ellos le habían dicho que podía tomarse todo el tiempo que quisiera para mudarse. Era hijo único, y a sus padres les resultaba difícil desprenderse de él.


Pero Jimin no quería vivir el resto de sus días en casa de sus padres. Realmente soñaba con independizarse, salir al mundo y conocerlo en verdad.


Eso lo emocionaba.


Así que, un día que recibió una llamada de uno de sus antiguos compañeros de la escuela, quien le dijo que había una oferta para un nuevo preescolar, y no pudo evitar aceptar sin siquiera pensarlo un poco.


Estaba bastante emocionado, aunque después se enteró que tendría que mudarse a más de cuatro horas en auto desde casa. Pero ya había aceptado el trabajo y en realidad estaba entusiasmado por ello.


Por eso mismo, aún con dolor en su corazón, tuvo que despedirse de sus padres y hacer sus maletas.


Fue justamente así como había llegado a Seúl.


Al bajar del tren con sus dos grandes maletas de ruedas y su mochila en la espalda comenzó a caminar hacia la salida listo para ir al que sería su nuevo departamento.


Había usado sus sueldos ahorrados para pagar los primeros dos meses de renta, y por lo que sabía su nuevo sueldo le alcanzaría perfecto para vivir de manera digna sin preocupaciones teniendo en cuenta que sólo debía mantenerse a sí mismo.


Miró la hora en la pequeña pantalla azul de su celular, a penas pasaban de las 5:00pm y el cielo comenzaba a pintarse de tonos magenta mirándose completamente hermoso.


No dudó en mirar hacia arriba, concentrándose en los colores, había un poco de rosa rodeado de un anaranjado potente que te hacía no querer despegar la mirada.


Jimin estaba tan ensimismado en su propio asombro, que no escuchó el sonido de las llantas contra el asfalto, así como la campañilla de la bicicleta hasta que fue demasiado tarde.


-¡Cuidado!


Las personas que estaban al rededor caminando de igual modo pudieron presenciar la manera en la que aquel repartidor que viajaba en bicicleta prácticamente atropelló al lindo turista de cabellos rubios, el cual estaba completamente inconsciente.


-Ay no -exclamó el hombre el cual tomó su cabeza intentando aminorar el dolor y mirando a su víctima poco después


Abrió los ojos de la sorpresa al encontrarse con un muchacho tirado a su lado con ambos ojos cerrados.


Lo que más le extrañó fue que en ese mismo instante su pecho comenzó a rasguñar. En una clara señal de que el omega tirado frente a él era sin duda alguien de suma importancia para su lobo interior.


Sin embargo lo ignoró, no pensó en ello ni un sólo segundo. Pues tenía un gran problema, había atropellado a un muchacho.


Y no sólo eso.


Su pedido de rollos de canela estaba regado por el asfalto sucio, eran completamente incomibles y había perdido la orden.


No sabía qué más podía hacer que se sintiera mal.


-¿Muchacho estás bien? -miró a su lado encontrándose con un par de señoras con miradas sinceramente angustiadas a las cuales asintió de manera rápida


-Sí estoy bien -inclinó la cabeza en una rápida disculpa


-¿Y el chico? -habló la otra mujer -¿Estará bien? No despierta


De nuevo volteó hacia el rubio, seguía exactamente en la misma posición, los labios ligeramente abiertos y la cabeza ladeada.


No sabía qué hacer, pero tal parecía que la suerte estaba de su lado, ya que pronto una intensa tos provino del interior de su pecho haciéndolo levantarse quedando sentado frente al hombre que lo había atropellado.


-¿Qué pasó? -fue lo primero que dijo sobando su nuca


-En serio lo siento -habló rápidamente antes de que el problema escalara


Las personas arremolinadas a su alrededor comenzaban a dispersarse al notar que el problema había pasado y eso hacía que se comenzara a tranquilizar. Sabía que su aroma se estaba agriando por la preocupación.


-¿Quién eres? -preguntó el rubio al mirarlo bien


Tenía piel morena, era evidentemente un alfa, lo podía notar por su complexión fornida y su voz gruesa; aunque había algo en su aroma que no sabía cómo describir, pero estaba seguro de que estaba delirando, quizás el golpe no le permitía olfatear repentinamente.


-Me llamo Namjoon -habló por fin el hombre de cabellos grises -En serio lo siento, no era mi intención; un auto pasó demasiado cerca de mi y no pude frenar


-No te preocupes -respondió el rubio con toda intención de levantarse; rápidamente el hombre llamado Namjoon tomó sus antebrazos ayudándolo hasta que estuvo de pie, notando que era bastante bajo


El chico rubio a penas llegaba a su barbilla, tenía labios lindos y un hermoso aroma a café negro sin azúcar, olía a un día ajetreado de oficina y eso le causó una gracia interna al pensarlo.


-Me llamo Jimin -habló el rubio con una ligera sonrisa sin mostrar los dientes -Y oficialmente me acabas de dar la bienvenida más peculiar a Seúl


-¿No eres de aquí? -frunció el ceño en confusión mirándolo negar


-Soy de Busan; vine por una oferta de plaza en un nuevo preescolar -volteó señalando sus indiscretas maletas -Acabo de llegar


En ese momento Namjoon se sintió aún peor, acababa de atropellar a un nuevo ciudadano, definitivamente el día no pudo haber terminado de una peor forma.


-No tienes idea de lo avergonzado que estoy -exclamó rápidamente -¿Puedo hacer algo para ofrecer una disculpa?


Jimin negó aún sonriendo, el hombre "imponente" frente a él le causaba ternura por alguna razón, era como un gigante adorable, con su mueca de preocupación sincera y su semblante culpable.


Y ese aroma suave que aún no descifraba, no sabía en realidad si estaba de pie frente a un alfa o frente a un omega apasionado por el ejercicio. Aunque bien podía ser un beta, pero su instinto no fallaba. De eso estaba seguro.


-Muchas gracias por preocuparte pero debo irme -llegó a sus maletas tomándolas y mirándolo de nuevo -Diría que fue un placer conocerte Namjoon pero, creo que las circunstancias hablan por sí solas


El moreno asintió acercándose a su bicicleta levantándola.


-Bueno -habló después de tomar los rollos de canela y volver a meterlos en la caja, la cuál probablemente tiraría después, o quizás los donaría a alguien que los necesitara por esa noche -Para mi fue un placer conocerte, aunque hubiera preferido que fuera en otra ocasión


Con una última sonrisa ambos comenzaron a avanzar en direcciones opuestas.


. . .


Cuando llegó al edificio pasando por la recepción y tomando su llave rápidamente se dirigió al ascensor.


Estaba agotado.


En un principio no había sentido nada pero ahora parecía que los golpes del impacto recibido comenzaban a pasarle factura, sentía su cuerpo demolido.


Lo bueno era que tenía dos días restantes antes de comenzar a impartir clases, así que estaba seguro que tendría el tiempo suficiente para recuperarse, y también estaba seguro que un baño caliente y una buena siesta le ayudarían bastante.


No era un edificio lujoso, pero se sentía bien, sabía que su cuarto era sencillo, había tres tipos de departamentos, el más sencillo que era individual, uno un poco más grande y por último el familiar, y sabía que la mayoría del edificio estaba ocupado por familias. Así que sentía un ambiente seguro y tranquilo.


Cuando llegó al quinto piso salió del ascensor con sus maletas en manos y la mochila en su espalda. Estaba emocionado.


El edificio era lindo, estaba bastante limpio y olía a comida casera. Tomó las llaves que le habían entregado y miró la puerta.


Habitación #19, justo frente a él.


Abrió y estaba a punto de entrar hasta que un aroma algo peculiar a malvavisco suave llegó a sus fosas nasales. Eso pronto lo hizo sonreír, estaba feliz de que uno de sus compañeros de piso fuera un omega, le hacía sentirse bien.


Sin embargo al voltear miró a un muchacho alto, su espalda era ancha y estaba cubierto de prendas negras de pies a cabeza junto con un par de botas intimidantes.


Tenía el cabello un poco largo pero cuidado y el sonido de sus llaves casi producía miedo. Sin duda tenía prisa de entrar al departamento #20.


Jimin estaba estático, no quería hacer ningún ruido que produjera molestia al alfa que tenía al frente, aunque su aroma decía casi lo contrario pero no quería hacerse ideas él solo.


-Oh -exclamó bajo el otro hombre al voltear una vez que su puerta fue abierta -Hola


-Hola -dijo Jimin sonriendo ligeramente


El chico tenía un rostro joven, grandes ojos expresivos y una perforación en el labio y ceja, así como toda una manga de tatuajes coloridos. Un gran alfa sin duda; pero no le hizo falta a Jimin olfatear una vez más para comprobarlo.


Ese aroma a malvavisco lo tenía completamente impregnado. ¿Ese era su aroma? O quizás sólo sea el de su omega aunque estaba seguro que no había rastros de aroma a omega.


Como sea no era su asunto.


-Me llamo JungKook -habló extendiendo su mano con una sonrisa amable -No me dijeron que habría un vecino nuevo, hubiera traído algo para recibirte


-No no es necesario -dijo rápidamente con una reverencia -Soy Jimin, y sí, acabo de llegar es un gusto; pero, si no te molesta voy a entrar ya, fue un día... peculiar


-Claro -JungKook habló asintiendo -Anda entra, es un cuarto lindo, el mío es igual, estoy seguro que te adaptarás en seguida y cualquier cosa que necesites estoy cruzando el pasillo


Jimin sonrió asintiendo también -Muchas gracias JungKook


-Es un placer -respondió por último antes de entrar a su apartamento y cerrar la puerta



🧁



Al despertar lo primero que llegó a su rostro fue una sonrisa. Estaba emocionado.


Vivía solo, estaba en un nuevo lugar y sentía que su entorno era bueno, se sentía seguro a pesar de todo. Aunque mucho de eso lo debía a que estaba rodeado de familias y gente amable así que, a pesar de estar lejos de sus padres se sentía bien recibido y como en casa.


Miró el techo, color crema y bien cuidado; las sábanas de su cama al principio habían estado frías, pero se habían ido templando a su temperatura y eso lo había agradecido bastante.


La cama era espaciosa, de tamaño matrimonial, y teniendo en cuenta que él siempre había sido de complexión pequeña lo agradecía porque así podía moverse todo lo que quisiera sin ninguna molestia.


Tomó asiento entre las sábanas y estiró sus brazos, poco después emitiendo un ruido por el estiramiento repentino antes de dejar caer su cuerpo de nuevo.


Sin embargo debía levantarse, no tenía mucho que hacer, tan sólo acomodar sus cosas e ir a comprar víveres.


La noche anterior sólo había sacado su pijama de una de sus maletas y productos de baño y después se había acostado a dormir. Su cuerpo aún se sentía adolorido pero ya no tanto.


Por un momento recordó lo sucedido el día anterior, cómo había estado ocupado contemplando el lindo cielo para deleite suyo y de su lobo y de pronto todo se había vuelto negro.


Hasta que después había abierto los ojos, encontrándose con ese hombre de piel acanalada y cuerpo ancho qu-


Era lindo.


Jimin quedó estático un momento junto a su cama, había estado pensando pero todo eso se volvió ceniza en cuanto escuchó.


-Cállate Omega -dijo con una mueca -No debemos concentrarnos en eso, fue un accidente y jamás volveremos a verlo, no te encapriches de nuevo porque ya sabemos que eso termina muy mal


Pero era lindo.


-Y nos atropelló -caminó hacia el baño después de hablar casi con obviedad


Tomó su cepillo de dientes comenzando a lavarse y después pasó al inodoro mientras seguía la discusión con su lobo, siempre era demasiado testarudo y eso les solía traer conflictos internos. Aunque de igual modo siempre terminaba divirtiéndolos a ambos.


Una vez que estuvo de pie de nuevo pasó a la recámara, acomodó su cama y encendió el estéreo que había junto al televisor. En el que se tomó la libertad de reproducir su álbum favorito de su artista favorita. El cual había salido unos dos meses atrás y estaba siendo todo un éxito entre los habitantes surcoreanos.


Introdujo el CD y pronto No.1 de BoA comenzó a resonar por sus paredes.


No pasó mucho cuando su cabeza comenzó a moverse al ritmo de la pegadiza música.

Caminó a su cama de nuevo en donde subió sus grandes maletas para comenzar a acomodar todo en lo que ahora sería su respectivo lugar.


Poco a poco fue pasando cada una de las canciones hasta que el CD terminó, provocando que tuviera que tomar otro de su maleta y colocarlo, dándose cuenta con eso que debía encontrar un lugar para todos ellos, le gustaba mucho escuchar música y tenía demasiados discos que sus padres le habían comprado a lo largo de su adolescencia.


Conforme las horas iban pasando notó que ya tenía hambre, era obvio, había llegado la tarde anterior y ni siquiera se había preocupado en comprar algo de comida teniendo en cuenta que después de semejante golpe no estaba pensando en ello.


Su estómago rugía, no pasaba de mediodía así que aún era "temprano". Seguramente algunas cafeterías aún tendrían su menú de almuerzo.


Con eso en mente una sonrisa surcó en sus labios, tomó un par de jeans y una camiseta sencilla y colocó los audífonos en sus oídos listo para caminar por las calles escuchando su música preferida.


Sin embargo, cuando abrió la puerta casi se arrepiente al notar que había una pequeña caja frente a sus pies, junto con un vaso y una nota.


-¿Qué es esto? -se preguntó a sí mismo quitándose los auriculares


Se colocó de cuclillas mirando que la pequeña caja de cartón con acetato en el centro albergaba un pastelillo con lo que parecía ser ralladura de limón esparcida.


Tomó la comida y el vaso y se adentró de nuevo a su departamento llegando a lo que funcionaba como el comedor, que era más bien una pequeña mesita rectangular y una silla desplegable.


Ahí lo miró.



"Bonsái Bakery"



Era lo que se leía en medio del vaso de lo que podía oler como café con leche. Claramente frío.


Abrió la caja y el aroma a limón llenó sus fosas nasales, lo cual le hizo cerrar un momento los ojos para disfrutar cada una de sus partículas de olor hasta que todas ellas se extinguieron después de una inhalación más profunda.


Huele bien.


-Sí, y es para mi -dijo rápidamente -¿En dónde está la nota?


Levantó la caja encontrándose con el pequeño post it, tenía una caligrafía claramente desventajosa para cualquier lector, pero era entendible así que se encargó de entrecerrar los ojos para poder descifrarla.




"Una pequeña ofrenda como regalo de bienvenida. Espero lo disfrutes, es del lugar donde trabajo y yo mismo lo hice esta mañana.


Bienvenido al edificio Jimin."



El rubio sonrió acercando la nota a su pecho, tenía ese aroma a malvavisco que seguía confundiéndolo un poco pero era bastante agradable.


Era dulce y suave, quizás así era JungKook en el interior, debajo de toda esa ropa negra y apariencia intimidante. Tal vez por eso sus ojos eran tan expresivos, como los de un pequeño cachorrito. Volvió a sonreír por su pensamiento.


Él no.


Arrugó la frente al escuchar a su lobo.


-No estamos seguros -dijo abultando un poco los labios


Dije que él no.


-¿Y quién sí? -dijo con molestia -¿El hombre de la bicicleta?


Sí.










Álbum que Mimi escucha:



Este es el celular de Jimin:

Samsung SGH-T100



Y su reproductor de música:



Que fue el primer iPod lanzado en 2001 por Steve Jobs.


Lo menciono para que recuerden que es una novela de "época". Una no muy lejana, pero sigue siendo de esta manera.


12. November 2022 18:53 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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