Los días suceden unos tras otros, las estaciones pasan y las sensaciones van y vienen en días alternos. A veces le dan la energía que necesita para sobrellevar el día y poder sonreír de verdad, sin presiones; otras, le dejan el cuerpo sin ganas de vivir, queriendo encerrarse en ella misma sin que nadie le moleste.
Un día de esos en los que siente su interior tan negro como el lugar más escondido del universo, decide que es momento de escribirse a sí misma algo que lleva pensando mucho tiempo: "De vez en cuando me cuesta respirar y se me rompe el corazón por la mitad"... Las primeras lágrimas asoman debido a que se ve incapaz de remontar de esa caída, pero no quiere darse por vencida, y sigue escribiendo a esa parte de sí misma que está ahí, aunque escondida. "Ayúdame, una vez más, a entender que soy yo quien me tengo que salvar". Ahí es donde reside la clave. Su clave. Tiene que salvarse, por sí misma y por todo lo que ha conseguido hasta ahora. Y porque, no nos engañemos, ese giro ha hecho que se cierre una puerta, sí, pero también se han abierto otras nuevas que hasta ahora no había visto. Este mantra es el que debe repetirse al menos una vez al día. Sabe lo que vale y no debe dejar que nada le diga lo contrario. Debe comprender que tendrá días en los que necesite soltar y gritar todo lo que lleva dentro y otros en los que no. Es fácil de entender, pero tiene que trabajarlo todavía. Sólo tiene que abrazarse, bien fuerte, hasta que duela y se quede sin aliento, para sacar las alas que le hagan volar de nuevo. Libre.
Vielen Dank für das Lesen!
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