Addicts | TK Follow einer Story

— Hola — Taehyung soltó una risa al abrir la puerta — Madre...

— Hijo

— Está aquí para comprobar que no hayamos desobedecido su orden — dijo V desde el sillón sin un dejo de duda.

Saeron apretó sus labios — Los conozco demasiado bien — soltó mirando a sus tres hijos — No quiero otra sorpresa esta navidad.

— Nos mantendremos aquí madre. Como te lo prometimos. — respondió Vante desde el marco de la puerta.

— Me sentiría mucho más tranquila si pasan esta navidad junto a la familia...

Los trillizos rieron — Rusia es demasiado fría para nosotros.

Saeron apretó sus labios — No han decorado nada — dijo de una forma desinteresada mirando a los alrededores de la casa.

— Aquí no tenemos que fingir que nos interesa la navidad — respondió V, dándole una mirada de extrañeza para luego volver su mirada al teléfono.

— Traje a alguien para ayudarlos con la decoración. — Saeron dijo mirando una de las paredes vacías.

Taehyung dejó caer su brazo, destapando su rostro, y le dio una mirada de burla — ¿Has traído a alguien solo para vigilarnos, madre?

— Jungkook fue mi sirviente principal por un tiempo luego de conocer sus dotes de decorador. Es magnífico con las manos y la limpieza. — soltó rápidamente.

Vante apoyó su barbilla en la palma de su mano — No tienes que seguir mintiendo, madre.

Saeron suspiro — Él me mantendrá informada de todo — finalmente dijo abriendo la puerta principal — Pasa...

— S-Si señora.

La voz temblorosa atrajo la atención de los trillizos.

Taehyung no pudo evitar mirar esos muslos gruesos y cintura estrecha, encajaría tan bien en sus largas manos. Relamió sus labios con deseo. Apretarlos y dejar marcas de posesión en la carne suave.

V mordió su labios inferior con sensualidad, la tela delgada que cubría el frente de Jungkook le permitía ver perfectamente todo el abdomen y pecho de este, la piel de leche y el color rosa de los pezones parados, le hacía agua la boca, mientras sus manos picaban al querer maltratar esas protuberancias.

Vante no aparto su vista del hermoso rostro de Jungkook, ojitos negros, grandes y temerosos, cachetes a la vista suaves y colorados, y sus labios... eran de un rosado fuerte junto a un rojo que parecía bañarlo para simular a una rica fresa madura y jugosa.

Jungkook fue como un nuevo manjar para los trillizos. Tres depredadores que al ver esa mirada de cervatillo asustado fue el botón perfecto para que los bajos instintos aparecieran.

Oh... pobre ciervito.

Jungkook avanzó hasta el centro con pasos torpes. Al llegar fue cubierto con un espacio de sensualidad, donde quiera que mirara se encontraba con esos ojos que parecían desnudarlo.

En un comienzo había pensado que podría contra la imponente presencia de los hijos de Saeron, pero se equivocó. Todo su ser no podía parar de temblar.

El los había visto en innumerables revista donde derrochaban esa sensualidad y masculinidad que solo los hermanos Kim tenían. Pero ni siquiera eso pudo apaciguar la impresión que le causó el verlos en persona.

Auras intimidantes los envolvían los tres causándole diferentes sensaciones.

Posesión, virilidad y fuerza, todo eso dirigido a él, se sentía en un terreno ajeno, donde él sería la jugosa presa por cazar.

Oh... pobre ciervito.

Uno de ellos se paró con galantería y se acercó hasta él, su primer instinto fue retroceder y lo hizo, causándole un sonrisa suave al hombre delante, este tenía un lunar en lo bajo de su nariz, al igual que en su labio que se hizo ver al el sonreír.

— Kim Taehyung un gusto — hablo dejándole escuchar su exquisita voz gruesa que hizo estragos en su cuerpo.

Taehyung alzó su mano invitándole a que él la tomara, y con temblores en ella lo hizo.

Un jadeo de sorpresa salió de su boca, al sentir como los labios húmedos del hombre besaron el domo de su mano.

— Él es el mayor por segundos — dijo Saeron, atrayendo su mirada nerviosa, mientras Taehyung dejaba su mano.

Él asintió rápidamente aun sintiendo leves cosquilleos en la zona donde había sido besado.

— Kim Vante — otra gruesa voz lo bajo de su nube, su rostro casi idéntico al de Taehyung si no fuera por faltarle los dos lunares de su hermano, pero en vez de eso tenía uno muy peculiar en su ojo derecho. Este era casi invisible pero una característica demasiado hermosa que a él le encantaba.

Vante no pareció querer hacer otro movimiento que ver sus labios, sabia que tenia un lunar debajo de ellos y en un intento que el hombre apartara su mirada, atrapó su labio inferior entre sus dientes, Vante subió su mirada hasta sus ojos con una sonrisa curiosa, su mirada fue hipnotizante y logró distraerlo lo suficiente para dejar su labio salir lentamente de su boca haciendo que al salir se escuchara un "plop"

Sus mejillas se sonrojaron y agacho la cabeza con timidez, miró de reojo a Saeron la cual ajena a la situación tecleaba con urgencia en su celular, agradeciendo en su interior ese hecho.

— Kim V — dijo en un tono divertido, su mano larga acarició su barbilla haciendo que su cabeza se alzara, trago con dificultad el exceso de saliva que su boca había producido.

V tomó su mano para enredarla con la suya en un modo de saludo, pero no pudo evitar sentir como el pulgar se paseaba entre sus nudillos. Su cabeza alzada le permitió ver el rostro cercano de V otra vez encontrando el lunar que los diferenciaba. Él tenía uno en la mejilla izquierda muy visible.

Su mano se alzó inconscientemente, cayendo en vez del lunar en la mejilla y barbilla del hombre sintiendo los vellos de la barba rasurada, rasposo y masculino.

— V... — llamo Saeron entre dientes, haciendo que el hombre se alejara — Sin intimidaciones.

Jungkook dejó ir el aire contenido, ella no pudo ver las ganas de querer acurrucarse y frotarse en esa piel de textura dura.

— Que uno de ustedes se encargue de mostrarle la habitación y ayudarlo con su equipaje. Necesito volver con la familia de Rusia y no tengo tiempo para ello. — dijo posando su celular en la mejilla y respondiendo en ruso a la persona detrás del celular.

— Padre debe estar impaciente por tu regreso madre.

— Lo está — camino segura hasta la puerta no sin antes darles una mirada de advertencia a sus hijos para luego dirigirla a él — Cuídalos y no dudes en llamarme si algo pasa.

Asintió débilmente mientras veía la puerta cerrarse.

Recogió su mochila del suelo y la posó en su hombro, apretándola con nerviosismo. Se aclaró la garganta — Me podrían mostrar mi habitación.

Vante fue el primero en ir hacia a él — Sígueme.

Fue tras él, mientras que los dos hermanos faltantes iban caminando por detrás. Visualizo la gran cocina a su izquierda, mientras que por su derecha la sala principal se acababa.

Llegaron a unas escaleras las cuales les costó un momento subir.

— Por ese pasillo están nuestras habitaciones — dijo V señalando el costado de las escaleras el cual conducía a un pasillo muy bien iluminado con tres puertas.

Volvió su mirada al frente con el corazón acelerado, subía cada escalón con temblores que hacían débiles a sus antes fuertes muslos.

Podía sentir esas miradas detrás de él, lo estaban examinando. Y de una forma de distracción dirigió su mirada a la gran espalda de Vante que se contraía con cada escalón.

— Esta es tu habitación — abrió la puerta dejando ver una habitación completamente blanca, con diferentes estantes a su alrededor y con una gran cama en el centro.

No pudo evitar pensar que en esa cama podrían caber más de tres personas. Relamió sus labios.

— Tiene un baño propio y un gran closet — habló Taehyung señalando la puerta a su derecha — Puedes dejar tu ropa ahí.

— Debes haber tenido un viaje largo y seguramente muy improvisado — V palmeo su hombro dejando un apretón suave en el — mañana puedes comenzar con tus labores.

— Si gr-gracias — los vio salir uno a uno de la habitación, pero mientras la puerta se cerraba lentamente Vante se asomo por esta.

— Ten dulces sueños Jungkook — guiño con su ojo derecho, el cual contenía su singular lunar.

Su respiración se cortó mientras la puerta era cerrada y él escuchaba los pasos alejarse. ¿Acaso había sido demasiado obvio?

Se envolvió entre las sábanas mientras se quitaba con urgencia la ropa que cubría su piel caliente, para que esta se contagiara con la fría temperatura de las sabanas.

Pero su temperatura no parecía querer bajar, parecía que un fuego alto lo estuviera quemando con la más excitante sensación.

Caliente, caliente...