Kurzgeschichte
4
300 ABRUFE
Abgeschlossen
Lesezeit
AA Teilen

Voluntad

─… Practica con más ganas. ¡No! ¡Así no! Respira, no jadees. Recuerda que abusar es perjudicial…

─ No puedo…

─ ¡Para!

Toda la cámara retumbo con su poderosa voz que hacía eco en el abovedado techo. Su enojo ni se notaba en su rostro, lo cual hacia grave el asunto.

─ ¿Cuántas veces hemos de repetir el mismo sermón?

─…

Cada musculo del cuerpo empezaba a agonizar por la abrupta parada de todo movimiento. Su alma hasta le quemaba. Solo en esos instantes se percato de lo mojado que estaban sus ropajes de entrenamiento. Le ardían las manos por dentro y por fuera. Hasta sentía como las estelas del invisible calor era despedido por cada uno de sus poros.

─ Es que… es… difícil maestro… ─ Logro sacar las palabras de si tras recuperar algo de aire en los pulmones. ─ No pue…

─ ¡No digas tales tonterías muchacho! ¿Acaso no quieres ser igual de grande como los héroes que tanto presumes superar? ¡No existe camino fácil en esta vida, y mucho menos para aquellos que quieren ser los más fuertes!

Se escucha un chasquido, y lo que antes parecía un caos con maderos astillados, metales fracturados o mellados, complicadas maquinas de engranes que giraban de formas incomprensibles hechas pedazos y muñecos apuñalados o cortados en dos inertes en el suelo o las paredes de la sala, se habían restaurado al completo como si nada.

─ No existen atajos. Ni segundas oportunidades en una batalla. Solo quienes reconocen sus propias debilidades, son capaces de pelear con todo su ser y volver a ver el mañana… ¿Quién te dijo que envainaras? ¡A ver, posición inicial! Hazlo de nuevo.

─ Maestro… Necesito descansar… algo. Siento como si muriera. ─ Sostiene el peso del cuerpo con el arma punzocortante, solo para volver a estabilizar sus controlables temblores de brazos y piernas.

─ Solo en los momentos cuando más débiles nos creemos sentir… ─ Desenvaina su arma. Se posiciona enfrente de su aprendiz. ─ es cuando los golpes se vuelven más duros. ¡Aquellos con verdaderas convicciones son los que triunfan sobre cualquier adversidad! ¡No importa que tan grande o fuerte sea el enemigo o los desafíos! ─ Hace un juego de pies, creando molinetes pasando su arma de mano a mano hasta quedar en forma defensiva. ─ Se vive y se pelea por lo que uno considera lo correcto, sin que el peso de la responsabilidad de todos los que cuentan contigo te agobie… ¡Ese es el peso que los más fuertes deben de llevar! ¡Así que lucha, muchacho!

Sin inmutarse, aquel hombre, pese a su mediana estatura, parecía una enorme montaña que, comparado con el, era una mera pulga. Su maestro jamás blofeaba o hacia bromas pesadas. Esto era enserio. Chocaría su acero con el suyo aquí y ahora. Toma su espada con ambas manos respirando profundamente para calmar la fiereza que se agitaba dentro de su pecho. Pone manos y pies en la postura inicial… Y hace el primer movimiento al correr en su busca.

─ Tu carga fue muy lenta. ─ Bloquea y rodea. ─ Recuerda que una buena carga se hace con medias fintas y un ligero bloqueo.

Se voltea y arremete de nuevo. Deja escapar un gemido de frustración.

─ Cuida tus pies… ¡Los pies muchacho! ─ Salto así atrás. Finta. Bloqueo. Palmea con su espada la retaguardia de su aprendiz.

─ Eso no es justo… ─ Se frota su parte trasera. Vuelve a ponerse en posición. ─ Pelee enserio.

─ Lo haría enserio si dejaras de perder el tiempo con ir hacia mí de esa forma tan predecible. ¡Tienes demasiados puntos débiles! ─ Hace una carga. Media finta. Ligero bloqueo. Salto con rodeo. Y golpea de nuevo la retaguardia del desprevenido aprendiz. Esta vez sí le dejara una marca. ─ Mejor será que uses verdaderamente lo que te he enseñado o seguiremos así todo el día.

Pesa a lo cansado de sus músculos, el dolor era persistente y punzante. Le ardía hasta en la punta de las orejas. Y volvió a tomar la iniciativa, respirando con fuerza con cada paso sin que se mareara por ello… Y los metales chocaron una y otra vez. Saltos. Medias fintas con piruetas. Bloqueos y estoques. Quiebres con y sin molinos. Tajos al aire. Roces con fintas de ligeros cortes…

─ Vas bien… Así. ¡Concéntrate! No pares de buscar una apertura. ¡Cuida tus pies! Buen bloqueo. ¡No vayas a lo loco, recuerda que cada movimiento es la vida o la muerte! Sigue así. ¡No! Carga con más fuerza… ¡Los pies, cuida los pies! Sostén bien la empuñadura…

Las chispas volaban y se esparcían por todos lados, dejando en el eco el sonido arrebatador del conflicto entre la resonancia de dos almas dispuestas a todo por lograr alcanzar sus objetivos: una que aspiraba el horizonte, y la otra que solo deseaba que la juventud no se extinguiera y pudiera sobrevivir ante todo.

5. Dezember 2021 16:35 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
2
Das Ende

Über den Autor

Iraín F. Lobo Solo quiero escribir... y si les gusta lo que escribo, bienvenidos sean. Pero antes de juzgar lo que hago, son libres de leerme y dejar un comentario.

Kommentiere etwas

Post!
Bisher keine Kommentare. Sei der Erste, der etwas sagt!
~