Ella, ilusionada Follow einer Story

Manos hábiles se encargan de desnudarla en cuestión de minutos. Ella entrecierra los ojos, sin poder creer lo que está sintiendo. Es su cuerpo el que se va abriendo lentamente ante el más dulce de los placeres. Sus caderas se balancean siguiendo un ritmo que es ajeno a la razón humana. Ella lo abraza por un instante, como si su existencia misma dependiera de ello. Ayer o hace un año (¿a quién le importa el tiempo?), enfundada en un traje negro, ella deambulaba por la calle, tratando de encontrar a alguien que se atreviera a amarla como ella sabía que se lo merecía; con toda la fuerza del mar. Únicamente se encontró con tipos que buscaban utilizarla, para después únicamente desecharla como si se tratara de un mal recuerdo. Solamente la sabían tratar como un ser de la más baja calaña.

Ella, cuando ellos partían, sollozaba con una almohada contra su cuerpo. Para ellos, era ella sólo un cuerpo más, pero aunque pareciera resignarse a eso, soñaba con algo más. Soñaba con que no tuvieran que esconderse para amarla.

Y en menos de lo que ella imaginó, se le presentó la oportunidad de que su piel, alma y corazón fueran deseados de una forma celestial.

Sucedió como ambos lo habían acordado. No hubo palabras melosas o algún regalo espectacular la primera vez. Simplemente dos sujetos que habían acordado exorcizar sus demonios a punta de caricias. Un cuarto oscuro, el lejano aroma de los cigarrillos que se extinguieron antes de poder alojarse eternamente en los pulmones de alguien.

Un par de cuerpos entrelazados que se quieren devorar el uno al otro, con tal de no ver los demonios que los perseguían a todas horas del día.

Algo parecido al amor; un abrazo cargado de erotismo, capaz de derretir la nieve en el día más frío. Pero sin duda, casi idéntico a la pasión que se encarga de inflamar el pecho de los seres humanos enamorados.

Discretos criminales se esconden entre las sombras para realizar los más exquisitos crímenes. Nadie se atreve a juzgarlos. Ella, tiene que guardar silencio frente a los demás. Sabe que si habla, pronto se encargarían de intentar destrozar lo que la vida había puesto en su camino.

Así, que por eso, no se preocupa demasiado por lo que pueda pasar mañana. Vive en el hoy y se deja ser amada como si fuera la primera vez. Como si su corazón jamás se hubiera roto. Como si se supiera inmortal en medio de un reino de muerte.