Lady Gaga: Born This Way
Desde niño, a Marcos se le enseñó para vivir dentro del arrepentimiento. Su historia era similar a la de tantos muchachos, sin importar su color de piel o el nivel económico de sus familias. Él había sido el menor de tres hermanos, nacido en el seno de una familia religiosa, de esas que van a la iglesia cada domingo, y se lamentan al ver las noticias, por “cómo se han perdido los valores en la sociedad moderna”
Siendo un pequeño de naturaleza soñadora, capaz de perderse durante horas en sus propios pensamientos, los padres de Marcos se imaginaron que el pequeño sería un candidato excelente para, de adulto, ingresar a la vida religiosa. Y como les había dicho el sacerdote del pueblo que nunca es demasiado pronto para que un joven se acerque a Dios, sacrificaron la mayor parte de sus ahorros para mandar al pequeño a una escuela administrada por religiosos.
Ellos jamás se habrían imaginado que en ese sitio, donde pensaron que su hijo sería encaminado hacia el buen camino, él sólo se encontró con un trato glacial por parte de sus compañeros y profesores.
Le hacían creer que su gran imaginación era únicamente una distracción que le impediría dedicarse a estudiar asuntos más serios y relevantes, como todos los relacionados con Dios. Dentro de su alma vivía una explosión de colores, esperando por salir al mundo, sin embargo, en la escuela diariamente hacían todo lo posible para que ese lado alegre de él no viera la luz.
Sus padres pensaron que tal vez, llegando la adolescencia, su muchacho se “corregiría” yy aprendería a ver al mundo con la seriedad propia de un chico que va en camino para convertirse en un sirviente de Dios.
Sin embargo, con la adolescencia, lo único que comenzó a crecer dentro del corazón de Marcos, fue el más dulce de los deseos hacia Fer, uno de sus mejores amigos, y además, un alumno brillante.
Al principio, el chico trató de convencerse que lo que sentía por su amigo era únicamente admiración por sus buenas notas, pero cuando se encontró a sí mismo pensando en los ojos verdes de Fernando la mayor parte del día, se dio cuenta de que allí había algo más.
Mil veces le habían dicho en el colegio que esa clase de deseos únicamente llevan a las mismas puertas del infierno. Que el amor solamente es puro si se dirige hacia alguien del sexo opuesto. Cada vez que recordaba esas enseñanzas, Marcos no podía evitar que en la privacidad de su habitación, sus ojos marrones se llenaran de lágrimas al desear besar a Fer.
Intentó alejarse por completo del chico listo de los ojos verdes, para no dejarse llevar por lo que sentía por él, pero eso únicamente le hizo desear aún más poder llegar a amarlo sin sentir temor de lo que los demás pudieran pensar. Irónicamente, la idea de que su amigo sintiera algún tipo de repulsión hacia él le daba la esperanza de poder amarlo eternamente en silencio, sin condenarlo a él ni condenarse a sí mismo a arder en el infierno.
Pero en una fiesta a la que los dos muchachos se colaron discretamente, ya no hubo oportunidad de ocultar lo que a ambos se les salía por los ojos. Se besaron en la oscuridad con una pasión que sólo conocen aquellos que han vivido demasiado tiempo sojuzgados por la religión de la inseguridad. Sí, Marcos todavía oía en su mente un ligero murmullo que le repetía que por amar a otro chico se estaba condenando al infierno, pero la sensación de sentir esos labios tan dulces lo había llevado al mismo cielo. Ya no tenía duda alguna. Por lo que le restara de vida, iba a luchar por no tener que volver a amar a nadie escondido en las sombras.
Sabía que sus padres no lo iban a aceptar, sabía que muchas personas lo rechazarían, pero no le importó. Sus padres comenzaron a sospechar que algo “raro” estaba pasando con su hijo, así que trataron de convencerlo para que saliera con Suzy, la hija de unos amigos de ellos. Él rechazó la propuesta educadamente. Determinado a ser honesto consigo mismo, puso a trabajar a escondidas, haciéndoles las tareas a sus compañeros y vendiendo la mayor parte de sus cosas viejas para poder juntar un poco de dinero que le permitiera poder viajar hacia la capital. Ese fue solamente el principio de un largo viaje, en el que tuvo que pasar hambre, dormir en la calle y soportar insultos inimaginables, pero en el que también se encontró a otros como él, que habían sufrido el rechazo de sus seres queridos y por eso mismo, estaban determinados a lograr que los más jóvenes no tuvieran que pasar por lo mismo que ellos.
Años han pasado, y si bien Marcos se ha encontrado a muchos corazones amargados que no toleran la idea de que alguien se ame a sí mismo, sabe que de poder volver el tiempo atrás, haría las cosas exactamente igual. Sabe que de haber tenido una vida distinta, seguramente jamás se habría motivado a sí mismo a dedicar su vida a luchar para que ninguna otra persona tenga que esconderse para amar. Además sabe que de haber sido cualquier otra persona, jamás podría haber conocido el gozo que siente cada mañana al despertar y poder besar al maravilloso hombre que tiene a su lado. Tanto amor en su vida lo hizo valorarse a sí mismo aún más. No se cambiaría a sí mismo por nadie en el mundo.
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