¿Dónde está tu Dios?
Miras al cielo, hora tras hora, buscando desesperado un rostro conocido, un rayo de sol, una voz, algo o alguien, ¿la libertad?...Un grito se queda enterrado en tu garganta cuando sabes donde estás, evitas emitir ruido alguno para no escuchar el profundo y afilado eco ¿Cuánto daño? Sigues estando en casa imaginando que él está ahí.
Recuerda Steven...
El granizo golpea con fuerza los cristales de tu ventana tratando de atravesar aquella trasparencia que te divide de conocer más aquel cielo oscuro; el techo soporta los incesantes golpes casi rompiéndose queriendo protegerte, tal vez el cielo esta cayendo sobre ti—¿Qué hice mal?—, ahora tu voz calla sumisa al saber que él no te escucha llorar. Corres entre tropiezos para esconderte bajo la cama cuando algo estalla con fuerza en el cielo, tiemblas, no te puedes controlar. No es suficiente, él no ve que estas sufriendo.
Escucha Steven, los rayos caen cerca de tu pequeña casa, buscan convertirse en el monstruo de tus pesadillas, quieren que veas que tan solo estas.
Ellos lo saben.
“Tu hogar es el lugar más seguro”
Él, quizá esta al otro lado de tu puerta.
Estas bajo tu cama sollozando contra el piso frío y rogando que Él esté ahí. Rogando con la garganta adolorida que pare de llover. Miras asustado como la sombra de luz de los relámpagos buscan atraparte, olvidas respirar y su imagen. Lloras más fuerte y nadie lo sabe, la tormenta se vuelve más furiosa, tu corazón quiere dejar de latir y de creer—¿Dónde estas?— gritas por última vez.
Ya no dirás su nombre y nunca querrás salir.
No lo entiendes.
¿No lo entiendes?
6 años, Steven.
Sigues llorando sobre tu espesa sombra ¿Qué te espera allá afuera?
Vielen Dank für das Lesen!
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