Es bien sabido que el servicio meteorológico de cualquier país del planeta solo sirve para hacernos viajar con carga extra al anunciar lluvias inminentes o bien para hacernos morir de frío cuando anuncian erróneamente un día radiante de sol.
Así que como la mayoría de la población de Corea, el pronóstico era pasado por alto por Min Yoongi cada vez que salía de su casa. Pero ese día en particular y por muy extraño que fuera el pronóstico por fin había acertado y aunque era un evento por demás extraño y digno de festejar, el habría deseado que errara como era la costumbre.
Si hubiera sido así no estaría bajo una llovizna insistente que mojaba a cada paso su rostro mientras caminaba por las calles vacías.
El tiempo y el frío de la época invernal hacia que la noche se viera mucho más solitaria, y eso ayudado a que era día feriado y las calles estaban más deshabitadas de lo normal acorde a este tipo de fechas.
Las luces de las farolas en la calle iluminaban apenas las veredas gastadas, dejando percibir nítidamente el agua que caía despiadadamente sobre el único ser vivo que se le había ocurrido la gran idea de pasearse a esas horas.
Lamentaba haber decidido caminar a casa como método de relajación después de una larga y extenuante jornada de trabajo.
Tendría que haber aceptado la propuesta de Namjoon de llevarlo a casa al tener su auto en reparación. Pero como era costumbre su testarudez pudo más y ahora estaba allí, bajo la fría lluvia y con 12 cuadras por recorrer hasta su casa.
Miro hacia la calle intentando divisar un taxi. El lugar estaba desierto, el frío de la noche parecía haber alejado de la intemperie hasta a los perros. No se veía ni un alma y menos un maldito taxi.
Saco el celular para consultar la hora. Era casi la medianoche. Resoplo molesto. Terminó por aceptar que era muy difícil encontrar transporte a esta hora y en esta zona. Quejarse en medio de la noche no lo llevaría mágicamente a casa.
El día había sido especialmente complicado. Uno de sus compañeros había sido herido en acción, gracias a Dios nada grave, por lo que su turno se había extendido más de lo habitual hasta que el reemplazo llegó. Eso con el agregado de que los casos y la burocracia comúnmente reinante en el departamento de homicidios habían logrado sacar su peor humor con mucha más facilidad de lo habitual. Y la cereza del pastel fue que su querido auto, siempre tan leal por tantos años, decidió fallecer en la puerta de la estación sin motivo aparente.
Movió torpemente su cuello de un lado al otro y luego haciendo círculos intentado estirar los músculos contraídos.
Estaba exhausto. Deseaba llegar a casa y olvidarse de todos los problemas que había tenido en tantas horas de trabajo agotador.
Le encantaba su trabajo pero lamentablemente a veces tenía días como este que lo hacían replantearse el por qué había decidido seguir la carrera de policía.
Toda su vida deseo convertirse en detective. Desde niño tenía esa meta bien fijada. Pero cuando uno es niño tiene una imagen idealizada y fantástica de esta profesión creyendo inocentemente que todo sería aventura y acciones heroicas.
No negaba que muchas veces su vida era bastante similar a una película de acción, pero generalmente no era así. Esta profesión estaba llena de momentos frustrantes y muy difíciles que lo hacían más de una vez pensar en lo miserables que éramos como seres humanos.
El dolor y la violencia eran el pan de cada día y a veces lo obligaban a convertirse en un témpano de hielo como método de protección para evitar derrumbarse cada vez que la situación se volvía insoportable.
Sacudió la cabeza tratando de eliminar las gotas de lluvia que se le acumulaban en el cabello. Cerró sus ojos y aspiro profundo el aire helado de la noche intentando limpiar un poco la mente de estupideces. Nadie lo había obligado a elegir el camino que el mismo decidió tomar. No seria la primera vez y tampoco la última en que la jornada sería más difícil de lo que comúnmente era. Seguramente un buen baño relajante y una comida caliente le harían levantar el ánimo. Lo suficiente para lograr descansar y levantarse mañana fresco para enfrentar un nuevo y monótono día.
Para su pesar, sintió el frío tocar su piel cuando el agua comenzó a filtrase irremediablemente por entre el tejido de su grueso saco, para de a poco empezar a humedecer el suéter de lana que llevaba.
Debía apurarse antes de terminar totalmente empapado. Se arropó más con su abrigo húmedo y acomodó lo mejor que pudo la vieja bufanda de lana en su cuello intentando tapar lo mejor posible su rostro de la helada brisa. El vapor que salía constantemente de su boca le recordaba a cada exhalación lo estúpido que había sido al decidir volver a casa a pie a esas altas horas de la noche.
- Soy un idiota, voy a pescar un maldito resfriado por testarudo. Se retó en voz alta frotando frustrado sus manos contra su cabello. Suspiro molesto por enésima vez y se obligó a seguir su camino, apurando el paso lo más que podía.
Metió las manos en los bolsillos del saco intentando encontrar algo de calor. Viéndolo con mente positiva "solo" le quedaban unas 12 cuadras y estaría en el calor de hogar.
Si se podía llamar así al lugar donde vivía.
Se había mudado hace 3 años pero aún no lo sentía como un hogar. Posiblemente era porque nunca se le dio por darle algo de su personalidad o lo solitario que se sentía el departamento por las noches. Aunque en realidad no debía echarle la culpa al departamento de la soledad en la que estaba sumida su vida. A él le gustaba mucho su vida solitaria. Por eso con el tiempo se había dado cuenta de que el amor o vida de pareja no eran para él.
Nunca había sido bueno para las relaciones amorosas y las pocas que tuvo no le duraron más de unas cuantas noches, por lo que no fueron lo suficientemente importantes para ser tomadas en cuenta. No es que el no tuviera oportunidades, no era ni cerca alguien que podría llamarse célibe. Es más, parecía que su carácter amargado, su trabajo y su cabello blanco llamaban la atención más de lo que quisiera sin siquiera esforzarse.
No entendía como el pelo canoso a la edad de 30 años podía resultar atractivo para mucha gente.
Eso porque ellos no sabían lo difícil que era quedarse completamente canoso antes de los 20 años. Las burlas y ataques por parte de sus compañeros de secundaria y universidad fueron constante por varios años. Al finalizar sus estudios de policía ya tenía el pelo completamente blanco, hasta el punto de parecer que el mismo se lo decoloraba.
Su inesperado éxito no ayudo mucho a que las relaciones solo fueran liguen esporádicos. Uno que otro había deseado más que unos cuantos revolcones en su cama. Pero no había podido darles más que eso. Había comprendido desde niño que no podía amar. Su corazón estaba seco desde hace mucho tiempo y él lo había aceptado. Tampoco era como si quisiera algo más, no?.
Al pasar por una zona especialmente oscura creyó escuchar un gemido. Se quedó quieto en el lugar intentando confirmar el primer ruido hasta que un nuevo gemido se sintió fácilmente en la soledad de la calle.
El instinto de policía se apodero de él poniéndolo inmediatamente en alerta. Miro a la oscuridad frente suyo, intentando que sus ojos se adaptaran a la falta de iluminación y poder distinguir algo en la penumbra del callejón. Esperó unos momentos conteniendo la respiración por temor a que su propia respiración le quitara la oportunidad de oír algo más. El nítido sonido de arrastre dentro del callejón se escuchó claramente desde la oscuridad.
Puso su mano bajo su axila encontrando el arma reglamentaria. La saco sigilosamente, pisando con cuidado mientras se acercaba despacio, sintiendo bajo sus pies los restos de basura que seguramente algún perro había desparramado. El hedor a desperdicios descompuestos y humedad le golpeo fuerte en la nariz.
Pestañeo repetidamente y entrecerró los ojos en un nuevo intento de ver un poco más de lo que la poca luz permitía. Su cabeza y su arma girando en sincronía de un lado al otro cubriendo la zona de una posible amenaza. A medida que iba adentrándose sus ojos se fueron acostumbrando al lugar. Lo único que se escuchaba eran los ruidos de sus propias pisadas al caminar. Decidió que era hora de terminar con eso, por lo que con toda su voz de mando grito al aire.
- Policía! Hay alguien ahí?. Es la policía, salgan con su manos en la cabeza Ahora!. Gritó.
Por un momento pensó que todo había sido producto de su cansancio y que sus oídos le habían jugado una mala pasada porque solo se escuchaba a lo lejos la pelea de dos gatos callejeros en busca de pareja. Hasta que..
-Ahhh ayuuudaa!. Una voz temblorosa le contesto.
Reinició la marcha y se acercó despacio al lugar desde donde había provenido la voz, todavía apuntando con el arma, rogando no tropezar con los botes de basura que se escondian en la penumbra. Agudizó su oído dejando que cualquier ruido por más leve lo guiara hacia la posición de la supuesta víctima. Una respiración entrecortada y temblorosa se escuchó hacia su izquierda.
La mujer se encontraba tendida en el suelo, moviendo nerviosamente las piernas. La oscuridad le impedía ver con claridad su rostro, pero si pudo ver su torso que se encontraba más visible gracias al color claro de su ropa. En él se podía ver una gran mancha negra que se destacaba en su vestido a la altura de su abdomen. Era sangre.
- Ayuda! Repitió temblorosamente - Él va a matarme!, llorisqueo levantando uno de sus brazos en su dirección.
Se acercó con precaución de no descuidar su espalda y pudo verla mejor. Era una joven de largos cabellos claros. Su rostro estaba maltratado y sucio, lleno de lágrimas. Un hilo de sangre brotaba de sus labios.
-Tranquila, la ayudaré ya estoy aquí. Le susurro.
- Por favor él está cerca, por favor ayúdeme!. Gemía. Su mirada se fijaba en Yoongi con una expresión de total terror.
Se agachó y tomó una de sus manos. Revisó su pulso, el cual se sentía muy débil. La pérdida de sangre debía haber sido importante. Saco el celular de su bolsillo y marco el 911, mirando constantemente a su alrededor intentando verificar si el atacante estaba todavía en el lugar, pero solo veía sombras.
-Soy el detective Min, me encuentro en la calle 586 al 800, casi frente del mercado de frutas, en un callejón al lado de una tienda de mascotas. Una mujer ha sido atacada y herida aparentemente con arma blanca, envíen urgente una ambulancia!.
Dejo el celular de lado y se centró en la joven herida. Sacó la bufanda de su cuello y la ubicó sobre la herida, ejerciendo presión en la que parecía más importante.
- Apriete aquí para mantener a raya la hemorragia, ya vienen, ya está a salvo. Le susurró para consolarla.
De pronto la mujer abrió los ojos como platos mirando algo detrás de sus hombros y gritó.
- No!!!Por favor, por favor no deje que me mate!!!!.Grito aterrada.
- Estoy aquí, no se preocup....Un leve sonido a su espalda lo alertó lamentablemente demasiado tarde del peligro. Una sombra se lanzó sobre el. La fuerza del golpe provocó que perdiera su arma en el proceso. Ambos hombres rodaron en medio de la inmundicia del callejón, forcejando. Yoongi intentó llegar al arma en varias oportunidades, pero sin éxito. En medio de la pelea logró soltar un puñetazo que pareció dar de lleno en la mandíbula del malviviente, logrando hacer gemir al hombre, pero no lo suficientemente fuerte para sacárselo de encima.
La lucha era encarnizada. Lanzo puños, patadas y cabezazos contra el agresor hasta que un dolor punzante le recorrió el costado derecho de su abdomen haciéndolo gritar. Inmediatamente después el atacante lo soltó y se alejó un poco. Yoongi estaba un poco perdido porque no entendía porque el desgraciado lo había dejado libre hasta que intentó levantarse del piso para atraparlo. El dolor lo cruzó como si le hubiera caído un rayo en plena calle y atravesado la mitad su cuerpo. El aire abandonó sus pulmones. Todavía intentaba comprender lo que había pasado hasta que su mirada bajo y pudo ver claramente el mango de un cuchillo sobresalir de su abdomen.
Por unos instantes su mente se perdió en la imagen grotesca que su propio cuerpo le ofrecía. Era como si no se estuviera viéndose así mismo, sino a alguien más, hasta que los borbotones de sangre que comenzaron a salir y a desparramarse por el sucio suelo del callejón lo hicieron reaccionar. Sus ojos volvieron a posarse en el sujeto. Él no se había movido ni un milímetro y seguía con los ojos fijos en Yoongi. Su mirada era tan calmada que le helo la sangre. De pronto una idea surco su cabeza y lo entendió todo. Estaba esperando a que muriera. Intento estabilizar su mente y controlar el miedo que comenzaba a agolparse en cada célula de su cuerpo. Debía guardar en su cabeza cualquier detalle que más tarde pudiera servir para identificarlo.
El suave gemido de la joven captó nuevamente la atención de individuo. Cambio la posición de su cuerpo hacia la chica pero aun así no dejo de mirarlo. Su voz fina y suave se sintió tranquila y clara.
- Ella..., yo debo terminar esto, solo así por fin estaremos juntos. Hablo sin que su tono de voz se viera afectado por la situación.
Entonces de pronto todo fue un caos, los sonidos inconfundibles de varias sirenas irrumpieron en la escena. El bullicio de las patrullas provocó que el sujeto lanzara un grito enfurecido. Miro indeciso a la joven como evaluando si terminar lo que había comenzado o huir de allí. Gruño soltando una maldición para finalmente salir corriendo en la dirección opuesta. Yoongi apoyó su brazo sobre el suelo y empujó un poco para lograr levantarse, pero el dolor fue demasiado y su cuerpo no lo resistió, volviendo caer al suelo bruscamente, golpeándose la cabeza contra el pavimento. Los gritos de los refuerzos y de los paramédicos que los buscaban se escucharon cada vez más cerca.
- Aquii!!! Aquí estamos!!. Gritó con la poca fuerza que le quedaba, levantando el brazo, sintiendo que una abrumadora debilidad lo aplastaba sin tregua.
Los pasos apresurados de la ayuda se escucharon cada vez más fuertes, acercándose rápidamente a ambos heridos.
- Yoon, por Dios!!. Yoongi reconoció inmediatamente la voz. Era la de Namjoon su único amigo y compañero de sector. El hombre alto de cabellos claros se arrodilló a su lado y tomó fuertemente su mano.
-Por favor no te muevas quédate quieto. Le ordenó, moviendo su mano por el resto de su pecho intentando comprobar la existencia de más heridas aparte de la que era obviamente visible bajo la ropa oscura.
- Ayuda a la chica primero, ayuda a la chica!. Dijo señalando el lugar dónde la joven, ahora desmayada, se encontraba en medio de las sombras.
- No te preocupes ya estamos aquí, los paramédicos los ayudarán a ambos, tranquilo. Giro nuevamente su vista hacia la herida abierta, mirando con preocupación el cuchillo que sobresalía del abdomen de su amigo, soltando una maldición.- Mierda Yoongi!!.
La cabeza del peliblanco comenzó a dar vueltas. Cerró los ojos intentando normalizar su vista. Tomó profundamente aire y un dolor indescriptible lo golpeó, dejándolo paralizado por unos instantes. Cada bocanada era un recordatorio del puñal en sus entrañas. Sabía que era grave, había visto este tipo de heridas un sinfín de veces durante toda su vida como policía y sabía que no tenían un buen final. Sintió que no iba a poder mantenerse consciente mucho tiempo más porque la pérdida de sangre era mucha y la debilidad cada vez era mayor. Era inevitable que en cualquier momento se desmayara. Con la poca energía que le quedaba le susurró a su amigo.
- Nam, Nam, escucha por favor. El sospechoso es un hombre alto, como de tu altura, cabello negro y rizado, es zurdo. Su voz es bastante fina. Habla coreano pero tiene un tono extraño, como americano. Recuérdalo tú porque de ésta no creo salir.
- No te atrevas a decirlo Yoon...tú mismo escribirás el informe. Saldrás bien, ya lo verás amigo.
Asintió moviendo levemente la cabeza aunque el sabía que eso probablemente no se cumpliría. Resignado se quedó quieto aun con la mano de Namjoon en la suya y se dejó revisar. El dolor se había acentuado hasta casi no dejarlo respirar. Cerró lo ojos de nuevo y los dejo trabajar.
Sintió manos tocándolo, moviéndolo y finalmente levantándolo del frío suelo. Los paramédicos trabajaban frenéticamente, hablando entre ellos y dándose órdenes. Debió haber perdido la conciencia porque de golpe estaba en la ambulancia. Las luces lo encandilaron. Nam continuaba a su lado sin dejar de apretar su mano y hablándole. Su voz parecía tan lejana... confusa. Apenas podía escucharlo.
- Yoongi no te duermas, mantente despierto por favor, pelea!!.
Pero ya no podía. Los ojos le pesaban mucho y estaba tan cansado que al fin derrotado los cerró. Al principio sintió como la sensación inmediatamente antes de caer dormido pero luego su cuerpo ya no pesaba más, como si la gravedad hubiera dejado de existir a su alrededor. Giraba en todas direcciones pero aun así no se mareaba en absoluto. Como si flotara y ya no estuviera en la camilla.
Miró en dirección de la ambulancia desde arriba y pudo ver a Namjoon tomando su rostro con ambas manos, mientras los dos paramédicos trabajaban incansablemente sobre alguien. La curiosidad lo llevó un momento a intentar ver a quien atendían con tanta urgencia. Sus ojos vieron que no era nadie más que el mismo. Pero por increíble que fuera, no tuvo miedo sino más bien paz. El nunca había sido querido ni siquiera cuando era un niño inocente había sentido lo que era ser amado. Hasta sus propios padres lo habían odiado tanto como para hacerle daño una y otra vez. No sería extrañado ni nadie en este mundo notaria su ausencia. Y estaba tan cansado de sentir que no merecía el amor de nadie. Toda su vida había estado solo rodeado de golpes uno atrás de otro. Era un alivio si esto era morir. Quizás en una próxima vida tendría a alguien que lo quisiera aunque sea un poco. Decidido desvió su vista y se dejo llevar.
Extrañamente ya no sentía ningún dolor. Una suave calidez cubrió poco a poco todo a su alrededor. Se sentía tan bien. Una luz intensa pero para nada cegadora lo llamaba en lo alto. Inevitablemente se dirigió hacia allí, sin dudas ni miedos. A medida que se acercaba sintió miles de manos que lo acariciaran en su camino sin siquiera tocarlo. Decenas de rostros sonrientes, le dieron la bienvenida. Era una sensación tan reconfortante.
El calor de la luz ya tocaba su rostro. De pronto una voz a sus espaldas se escuchó suave pero tan nítida que hizo voltear su cabeza.
- Te amo…...
Inmediatamente sintió una punzada en su pecho. Miro aturdido allí donde debería estar su corazón pero solo pudo ver una bruma brillante. Otra punzaba lo golpeó y de pronto notó un tirón, como si lo arrastraban hacia abajo, cada vez más rápido. Era como una estar en un carrito de montaña rusa pero al revés. Sintió la calidez irse para a continuación envolverlo un frío terrible que recorrió rápidamente todo su cuerpo, acalambrando sus músculos.
El aire volvió a sus pulmones, y al fin pudo dar una bocanada profunda. Estaba de nuevo, con el dolor de su cuerpo a flor de piel, en la ambulancia con Namjoon gritando a su lado.
- Volvió, está vivo!!! Gritaba.
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Hola, en un inicio la intención era hacer una historia Taekook/ Kookv porque es mi ship preferido. Pero el carácter que fueron mostrando los personajes a medida de que la historia avanzaba me resulto imposible no pensar en una pareja Yoomin. Espero que igualmente les guste. Esta historia es una de mis preferidas. Gracias por leer.
Vielen Dank für das Lesen!
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