Taehyung era todo lo que cualquier chica podría desear; era atento, carismático, amable, inteligente, bondadoso, atractivo y muy talentoso. No había chica que pudiera resistir a sus encantos. Él era todo lo que siempre había soñado, y anhelaba que fuera mi novio.
Durante la clase de música, Taehyung solía deleitarnos con su preciosa voz al ritmo de las melodías que formaban las teclas del piano... El cual yo tocaba.
Cuando le escuchaba cantar, el mundo a mi alrededor dejaba de existir; mis penas desaparecían y mi dolor se desvanecía. Su profunda voz penetraba hasta el lugar más recóndito de mi alma y me abrazaba, reconfortándome inmensamente.
No había día en que yo no sintiera la necesidad de soltar un torrencial de lágrimas ante tan bello canto. Y no había día en que no deseara tener a Taehyung sólo para mí. Era egoísta, pero nada me hacía más feliz que imaginarlo.
La timidez me atacaba más que nunca al intentar hablar con Taehyung; a decir verdad, desde que era pequeña, hablar con los demás jamás había sido mi fuerte. Por más que tratara, no conseguía acercarme a él.
Fueron largos meses en los que practiqué, en mi soledad, para hablarle. Era tanto mi deseo por entablar, aunque fuera, una conversación con Taehyung, que llegué a recurrir a mi psicólogo al hablar de la frustración que me generaba ser tan tímida.
Tardé cerca de un año en armarme de valor para soltar un simple "¡qué bien cantas, Taehyung-ah!". Mi miedo por hablarle desapareció en el instante en que él decidió sentarse a mi lado al inicio de una clase.
—Hola, Wheein noona —me saludó y yo sentí que moría.
Su hermosa sonrisa causó que yo sonriera. Aquella felicidad que desprendía era suficiente para arreglar mis días.
Pese a mi timidez, logré tener una plática amena y cómoda con Taehyung. El sólo hecho de tenerle junto a mí, viéndose tan a gusto de hablar conmigo, me hacía sentir en el cielo.
Estar con Taehyung se sentía como volar, tocar las nubes y olvidar el miedo de caer a un precipicio. Estar a su lado era mágico.
Desde aquel día, iniciamos una linda amistad... Amistad que yo deseaba convertir en una relación.
Ocho meses bastaron para que mis sentimientos fueran incluso más fuertes y reales que antes. La determinación surgió en mí y fue entonces cuando tomé la decisión de confesarle a Taehyung lo que sentía por él.
Era un viernes al mediodía cuando me acerqué a Taehyung para hablar con él sobre mis sentimientos. Teníamos la costumbre de vernos en los descansos y también antes de que la clase de música, para irnos juntos al aula, así que opté por hablar con él antes de la clase.
—¿Qué ocurre? —preguntó, mientras caminábamos.
Mis manos comenzaron a sudar frío y los nervios se apoderaron de mí. La idea de fingir que nada pasaba y continuar con nuestra amistad era tentadora, mas las ganas de quitarme aquel peso de encima eran mayores.
Suspiré antes de hablar. —Hay algo que quiero contarte, Tae.
Él asintió, dándome a entender que me escuchaba.
Pero, antes de que pudiera soltar palabra alguna, una voz (bastante conocida para mí) se hizo presente.
—¡Wheein noona, cuánto tiempo!
Instintivamente, giré la cabeza hacia el dueño de aquella voz. Y le vi. Más lindo de lo que recordaba, Jungkook me miraba con sus brillantes ojos.
—Jungkook-ah —dije, sin poderme creer que mi ex novio estuviera parado frente a mí.
Taehyung le miró, confundido.
—¿Quién eres tú? —preguntó. —¿Eres un estudiante nuevo?
Jungkook asintió. —En efecto, chico desconocido. Mi nombre es Jeon Jungkook, un placer —dijo, extendiendo su mano derecha en dirección a Taehyung.
Hice media sonrisa, algo enfadada de haber sido interrumpida en medio de mi intento de confesión. Me alegré un poco al no sentir nada al haber visto de nuevo a Jungkook, pues tanto me había costado superar aquella relación que tuvimos durante dos años.
—¿Cómo has estado, noona? —preguntó él, mientras que Taehyung rascaba su nuca al no saber qué decir.
—He seguido con mi terapia —respondí, sin dar más detalles. —No lo tomes a mal, pero ¿qué haces aquí?, ¿no estabas en Sydney?
Jungkook suspiró. —Lo estaba, pero pasaron algunas cosas y tuve que volver a Busán.
»Por cierto, ¿alguno de ustedes sabe cuál es el salón de música? Justo ahora debo ir a clase.
No podía ser verdad. Jungkook no podía... Bueno, la verdad es que no sé cómo no se me había ocurrido que compartiría mi preciada clase con mi ex, si Jungkook poseía una hermosa y dulce voz.
Taehyung sonrió, al conocer a un nuevo compañero de música. —¡Nosotros vamos hacia allá! —respondió.
—Excelente, entonces los seguiré —añadió Jungkook. —¿Cómo te llamas, desconocido?
Mi precioso rubio rió. —Mi nombre es Kim Taehyung.
—Lindo nombre —comentó Jungkook, sonriendo.
Algo había en la mirada que Taehyung le dirigía a Jungkook. Quizá, de haberlo notado en aquel momento, mi corazón no habría sufrido tanto.
Levemente incómoda, inicié mi camino al salón de música. Lo único que deseaba era que Jungkook se fuera, pues tenía miedo de que mi corazón cayera nuevamente a sus pies, y el recuerdo de lo que alguna vez fue aún dolía.
Taehyung, tan amable, prometió a Jungkook ayudarle a ponerse al corriente con las demás clases (sí, porque aparentemente Jungkook estudiaba lo mismo que Taehyung).
Aquel día ocurrió algo que siempre creí inimaginable: odié con todo mi ser la clase de música. Tuve que aguantar la fuerte conexión que Jungkook y Taehyung habían tenido tan inesperadamente; incluso parecía más especial que la que Taehyung compartía con su mejor amigo, Jimin. Era distinta, había algo en la forma en que se miraban y hablaban.
Debí saberlo.
Desde aquel día algo cambió. Ya no sólo era Taehyung para mí; la persona más impensable le había arrebatado de mi lado sin tener la intención de hacerlo.
Jungkook apareció para robar todo aquello que alguna vez soñé, sin maldad alguna.
A pesar de todo, conocer al nuevo Jungkook me hizo quererle de nuevo, como un amigo (claro está). Ese chico de ojos soñadores se convirtió en un hermano para mí, tomando un lugar muy especial en mi vida.
Y claro que Taehyung vio en Jungkook al ser más puro y encantador que podría existir. Sin proponérselo, Jeon robó el corazón del joven más inalcanzable en la vida de muchas.
Taehyung, aquél que conquistaba a tantas chicas, fue conquistado por el chico más bondadoso. ¿Y cómo podría, yo, haber competido por el amor de Kim Taehyung contra ese ángel caído del cielo que era Jungkook?
Fui testigo de aquellos sonrojos de mi amado rubio, de todos esos balbuceos, que tenía con Jungkook. Y mi querido azabache era tan despistado que no notaba el cariño que Tae sentía por él.
El corazón me dolía al saber que yo jamás sería candidata a estar con Taehyung, que nunca tendría posibilidad alguna de ganarme su amor. Pero no importaba cuán devastada me sintiera si podía ver la sonrisa de mi chico... Incluso si no iba dirigida para mí.
El dolor incrementó cuando Taehyung, ese chico tan especial para mí, me pidió hablar a solas. Yo sabía que me confesaría sus sentimientos... Sus sentimientos por mi ex novio.
—Noona —comenzó, con la voz temblándole—, necesito hablar contigo.
—Adelante, Tae —respondí.
Se le veía pálido, nervioso y con los ojos cristalinos. Supuse que tenía miedo.
—Cualquier cosa que necesites decir, sabes que puedes confiar en mí —añadí.
Por más que mi corazón se rompiera, no iba a dejar que pasara por angustia al haber descubierto y, quizá, aceptado su verdadera preferencia. Después de todo, éramos amigos.
—Estoy asustado —dijo—. Me he negado a aceptarlo, pero no puedo hacerlo más. —Calló un instante y suspiró— Me gusta Jungkook... No. Estoy enamorado de él.
Suspiré.
—Eso no tiene nada de malo, Tae.
—Es sólo que... Estoy confundido.
Le miré. —¿Por qué?
Pasó una mano por su cabello.
—Voy a confesarte algo.
Asentí.
—Tú me gustabas, pero nunca fui lo suficientemente valiente para acercarme a ti.
Aquello fue un golpe duro a mi corazón.
Si tan sólo me hubiera armado de valor... Bueno, no tenía sentido pensar en ello.
Prosiguió: —Fui un cobarde incluso cuando iniciamos a ser amigos. No pude decirte lo que sentía; y, cuando por fin iniciaba a conseguir coraje para hacerlo, conocí a Jungkook.
»Yo ni siquiera pretendía nada, a pesar de que llamó mi atención desde el momento en que le vi por primera vez; porque, claro, me gustabas tú. Sin embargo, le fui conociendo más y más, hasta que, irremediablemente, se coló en mi corazón.
»Y cuando supe que tú y él habían tenido un noviazgo, mis esperanzas de ser correspondido cayeron abruptamente. Ya no sabía si deseaba que tú me vieras de otra manera, o si anhelaba que Jungkook me quisiera de la misma manera.
»Fue duro —confesó—, pero logré aclarar mi mente y mis sentimientos con respecto a ti y a él.
Quise decirle que yo le quería, pero sabía que nada conseguiría cambiar con eso. Estaba claro, yo ya no tenía cabida en su corazón como algo más que una amiga.
»Por muchos años me engañé, diciéndome qué los chicos no me interesaban. Sé que las chicas sí me gustan, pero también me gustan los chicos. Soy bisexual... ¿No me convierte eso en una aberración?
Negué rápidamente, antes de que siguiera hablando.
—¡Por supuesto que no! —exclamé. —Está bien sentirte atraído por chicos y chicas, eso no te hace menos persona.
Él hizo una sonrisa a medias.
—Que la gente sea estúpida y diga que es imposible estar interesado en ambos sexos, no significa que sea verdad —dije. —Escucha, Tae; que seas bisexual no es nada malo, ¿de acuerdo?
»Como diría mi mamá, hay que comer de todo —dije, en broma, tratando de calmar el ambiente.
Me sentí mejor cuando escuché a Tae soltar una carcajada.
—Seokjin hyung dice que le devuelvas sus malos chistes —dijo, antes de mirarme fijamente. —Será difícil para mí terminar de aceptar lo que soy, pero... Gracias por escucharme, Noona.
—Cuando quieras, estoy aquí para ti.
Tras aquello, las cosas parecieron calmarse. Taehyung se mantuvo ocupado por varios días, sumergido en sus múltiples compromisos.
Traté de olvidarme de la confesión de Taehyung, mas no podía. Ese "tú me gustabas" había logrado un sinfín de emociones en mí, y también había conseguido que mi corazón se rompiera aun más.
Algunas semanas después, de la manera menos esperada, Taehyung declaró su sentir.
Fue un día de primavera cuando vi su amor florecer.
Durante el concurso de fotografía, Taehyung hizo público su querer. Las doce del día dieron cuando anunciaron al rubio como ganador, revelando la serie de imágenes capturadas por él que le otorgaron el premio.
Recuerdo haber abierto la boca a más no poder, que pude haberme quedado sin mandíbula.
Pintando, comiendo, bailando, durmiendo, sonriendo y mirando a la nada... El protagonista de aquellas fotografías no era nadie más que Jeon Jungkook, el popular chico de voz celestial.
El tema del concurso no era otro que romance y, con esas imágenes, estaba claro lo que Taehyung sentía por Jungkook.
Pese a los múltiples murmullos acerca de su orientación sexual, Taehyung agradeció el haber ganado y se retiró, sin más, con el reconocimiento en mano, hacia un sorprendido y ruborizado Jeon.
—Te quiero —pude escuchar a Taehyung.
Jungkook sonrió.
—Créeme que yo también te quiero, Kim Taehyung —respondió y mi corazón se encogió.
No hace falta decir lo que ocurrió después, pero de igual manera lo contaré: fue entonces cuando Jungkook acercó su rostro al de Taehyung y, sin importarle nada, juntó sus labios. Aquel beso hizo que muchas chicas quedaras asombradas, confirmando que el cariño de aquellos chicos era real.
Taehyung era todo lo que cualquier chica podría desear; era atento, carismático, amable, inteligente, bondadoso, atractivo y muy talentoso... Mas su corazón fue capturado por un joven de cálidos ojos, con una voz tan dulce que te elevaba por el cielo y te llenaba de paz el alma.
Terrible fue mi dolor al saber que ya nunca tendría oportunidad con el chico que era dueño de mis suspiros, pero grande fue mi alegría al verle aceptarse tal y como era.
Con el tiempo, mi corazón sanó y entendí que, a veces, nos pensamos tanto lo que podría ser que no nos damos cuenta de que estamos perdiendo la oportunidad de que suceda.
Vielen Dank für das Lesen!
Wir können Inkspired kostenlos behalten, indem wir unseren Besuchern Werbung anzeigen. Bitte unterstützen Sie uns, indem Sie den AdBlocker auf die Whitelist setzen oder deaktivieren.
Laden Sie danach die Website neu, um Inkspired weiterhin normal zu verwenden.