merlyparkmin 🌧️Merly Park Min☁️

|πόλεμος & αμαρτία| Él fue desterrado por haber cometido un pecado... Un amor prohibido y una maldición que los había llevado a la perdición. El bien y el mal. Un lazo que jamás debió pasar. La muerte que acechó a ambos. El trágico destino que los unió. ❝Cuando veas todo negro, sientas tu caminar lento y tú cuerpo pesado, cierra los ojos, respira, siente el sol sobre tu espalda y el viento abrazarte, imagina que tomo tu mano... Imagina que te amo y estoy ahí contigo❞ Publicado: 11/Octubre/2020 𓄋C o n t e n i d o: 𖤝.- KookMin. 𖤝.- One shot/Un capítulo. 𖤝.- +8000 palabras 𖤝.- Angeles y Demonios. 𖤝.- Fantasía/Smutt/Guerra/Triste 𖤝.- Puede contener lenguaje vulgar o escenas de violencia. 𖤝.- Historia Original. 𖤝.- No copiar/Ni adaptar, respeta mi trabajo y esfuerzo, gracias 💖


Fan-Fiction Bands/Sänger Nicht für Kinder unter 13 Jahren. © MerlyParkMin

#bts #bangtan #jimin #jungkook #kookmin #jikook #fanfic #fantasia #angeles #demonios #guerra #muertes #jin #yoongi #hoseok #rm #taehyung #namjoon
Kurzgeschichte
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ଘ| 該死的|࿐

Él fue desterrado por haber cometido un pecado...

Un amor prohibido y una maldición que los había llevado a la perdición.

Ahora él camina solo, esperando su propia muerte.

Y con la esperanza de volverlo a ver.

.....ꦽ⃟......

CIEN AÑOS ANTES.

Era otoño, a sólo pocos días del invierno. Las hojas de los árboles ya habían terminado de caer, todo el panorama se veía anaranjado y seco. El pelinegro se encontraba sentado sobre una grande roca, observando el suelo como si fuera un tesoro, escuchó pasos a sus espaldas, escuchó las hojas secas crujir, por lo que rápidamente dió un gran salto impulsado, sacando su filosa espada de un costado de su cadera y extendía sus enormes alas, para nuevamente aterrizar.

—¡MALDICIÓN! —gritó Hoseok al darse cuenta de que la punta de la espada había quedado peligrosamente cerca de su pecho. —¿¡Qué haces, Jungkook!?

El nombrado sonrió de lado, sus penetrantes ojos rojos le causaron un escalofrío al pelirrojo, tanto que incluso tragó saliva. Jeon Jungkook, el hijo de Lucifer, una especie de criatura milenial, un demonio, uno con cuernos gigantes y alas negras.
Hijo heredero del Inframundo, un lugar donde habitaban hasta las más temibles y escalofriantes criaturas.

Jungkook se distinguía por ser incluso más temible que su propio padre, tenía una mirada fría, garras que habían descarnado cruelmente a los que una vez fueron sus aliados, los ángeles.
Todo se había convertido en una guerra fría y despiadada, miles de ángeles y demonios habían muerto. Ellos luchaban día y noche, sin parar, con la misma finalidad, el poder.

Poder de gobernar más territorios, de ser los reyes del mundo, someter a los ángeles a ser esclavos, donde sólo hubieran demonios.

Por eso siempre tenían que estar alertas, nunca debían bajar la guardia.

Jungkook portaba una espada de un filo increíble, había matado muchos ángeles con ella, aún podía oler la sangre, aún recordaba el sonido de la carne partirse, las plumas blancas caer y arder en fuego.

Fuego del infierno.

Jeon Jungkook, era mucho más que un demonio, era despiadado y jamás dudó de él, jamás.

—Mantente alejado si no quieres morir degollado la próxima vez. —advirtió el pelinegro, despegando la espada de él y guardandola nuevamente en su espacio. —Nunca llegues por la espalda, podrías morir antes de parpadear.

Jungkook tenía excelentes técnicas de ataque, era rápido y también silencioso.
El pelirrojo era un demonio, descendiente de las tinieblas, prácticamente era un esclavo, en esa legión, o eras un rey o un esclavo.
Los más débiles (física y mentalmente) se quedaban atrás y no servían para la guerra, entonces eran desechados como esclavos, servían a los amos en cualquier cosa que ellos pidieran, incluso sexo.

Y aunque Hoseok llamaba por su nombre a su amo, tampoco la pasaba muy bien, este había sido golpeado, sometido a descabellados tratos y prácticamente también violado.

—Entendido... —respondió el pelirrojo bajando la cabeza.

Jungkook sonrió de lado nuevamente y se lamió los labios.

—Vete a casa y dile a Taehyung que lo quiero en casa a las ocho, como acordamos. —habló dándose la vuelta y comenzando a caminar en la dirección opuesta a la de su reino.

Hoseok asintió en murmuro, vió a Jeon extender sus alas y volar lejos de su vista, desapareciendo entre la niebla y nubes.
Así que él también se dio la vuelta y a pasos torpes corrió entre el bosque, haciendo las hojas crujir entre sus pisadas, pronto se oscurecería y podría perderse.
A los esclavos no se les permitía salir tan lejos, por lo que normalmente ninguno conocía los caminos de regreso y era mejor regresar antes de que la oscuridad llenara los bosques.

Así que corrió entre la maleza, corrió por qué él ya no podía volar.

No tenía alas.

Jungkook se las había arrancado.

De hecho, ningún esclavo ahí las tenía.

.....ꦽ⃟......

Por otro lado, en las aldeas de los ángeles, todos eran unidos, ninguno era esclavo de nadie, no había niveles y tampoco reyes.

Todo era una igualdad.

Había hectáreas de árboles verdes, arbustos y animales, cosa que no había en el inframundo.
Ese era el hogar que todos amaban.

Todos convivían mientras tomaban un descanso, la siguiente guerra sería en dos días, hasta entonces, ambas legiones descansaban, o se preparaban aún mejor para pelear.
Buscando la paz.

Yeonjun sonrió ampliamente saludando a los miembros de la familia Park, mientras repartía municiones y espadas.

—¿Cuándo va a parar esta guerra? —preguntó Jeongin, el menor de cabello castaño. —Estoy harto de tener que pelear con los estúpidos demonios.

—¡Jeongin! —le llamó Namjoon.

—¿¡Cuántas muertes más vamos a esperar, Namjoon!? —gritó con los ojos llorosos.

El peligris bajó la cabeza, Jeongin tenía razón, ¿Cuántas muertes más?, La respuesta era la misma, todas las que fueran posibles.
Ni uno, ni otro cedería, ellos pelearían a muerte.

—Esperen...

Todos voltearon a ver a Yeonjun, quien parecía mirar en todas direcciones y volvía a contar a los miembros de la familia Park.

—¿En dónde está Jimin?...

Namjoon palideció, se levantó de la silla y miró en todas direcciones.

—¡PARK JIMIINNNN! —gritó con todas sus fuerzas.—

Toda la aldea lo había escuchado, todos entraron en pánico y tomaron sus espadas y arcos.

—Tengo miedo. —habló el pequeño Beomgyu.

—No tengas miedo, voy a protegerte. —respondió Namjoon, el padre de ese pequeño bebé. —Jimin debió salir a dar una vuelta...

Park Jimin...

El joven de cabellera rubia, que corría libremente entre los miles de arbustos, muy lejos de su aldea, le encantaba huir y hacer enfadar a sus hermanos, principalmente a Namjoon.
Jimin un ángel alegre, tal vez el único de la aldea que mantenía la esperanza de encontrar la paz algún día. Estaba harto de las guerras, jamás había ido a una, se había preparado, pero Namjoon se lo había prohibido, no tenía la edad suficiente para ir, su hermano tenía un miedo muy grande de perderlo.

Pero Jimin era muy fuerte, sabía defenderse y pelear con las técnicas más avanzadas y golpes bajos que ninguno otro, sabía dar.

El bello chico de ojos azules, estiró sus alas y dió vuelo por arriba de los árboles, cerrando sus ojos y dejándose envolver por el aroma del bosque. Cuándo de pronto, una gran flecha se incrustó en su ala, haciéndolo perder el control de el mismo y terminó cayendo sobre el piso.

Su ala ardía horrible, la sangre manchaba sus plumas de color rojo, la grande flecha lo había atravesado y lo único que debía hacer, era sacarla.

—Duele... —sé quejó al instante de haber tomado la flecha entre sus manos dispuesto a sacarla.

Jimin pegó un grito ahogado, jalandola lentamente, sus ojos se llenaron de lágrimas por el dolor y dió un gran suspiro antes de continuar.
Pero entonces, escuchó una risa macabra a sus espaldas, pasos detrás suyo, una respiración que le hizo levantarse del piso rápidamente y antes de que pudiera dar un paso más, su pierna derecha fue herida con otra flecha.

Jimin gritó de dolor cuando le atravesó la pierna y cayó al suelo inmediatamente.

—¡ERES UN HIJO DE PUTA! —gritó el rubio con rabia, con los ojos llenos de rabia.

Sus ojos azules se encontraron con esa fría mirada que congelaría a cualquiera, a todos, menos a él. Unos ojos rojos que reflejaban sed de sangre y muerte. Jimin frunció el ceño sin parpadear, no tenía miedo de él, sólo sentía ganas de querer arrancarle la cabeza. Jungkook lo notó, por qué su especialidad era oler el miedo, pero esta vez no había nada de eso.

Jimin se había atrevido a levantar la mirada y enfrentarlo aún estando herido.
El demonio sacó su espada, dispuesto a cortarle la garganta, pero antes de eso, el ángel habló.

—¿Te crees muy intimidante no es así? —se burló el rubio rodando los ojos. —Eres un cobarde. Asesinas con armas, ¿Por qué mejor no utilizas tus puños? —ladeó la cabeza. —A puesto que no sabes nada, imbécil.

Jungkook sonrió incrédulo, nunca nadie le había hablado de esa manera.

—Te arrepentirás y rogarás por tu vida. —contestó Jungkook lamiéndose los labios. —Tengo tantas ganas de devorarte, arrancaré ese bonito arete que cuelga de tu oreja como si fuera una etiqueta. —sonrió.

Jimin también sonrió, intentando levantarse. Pero antes de que eso pasará, Jungkook ya lo estaba apuntando con la punta de su espada, justo debajo de la garganta.
El rubio no se movió, sabía que los demonios eran sumamente despiadados, pero él, también lo era.
Así que, no dudó de él mismo y rápidamente tomó su cuchillo que llevaba detrás de su espalda y lo clavó sobre el estómago de Jungkook.

El ser oscuro pegó un grito de dolor, y lo empujó lejos de él, su ropa se tornó roja y la sangre goteó.

—¿¡QUÉ CREES QUE HACES!? —le gritó Jeon. —¡Vas a morir!

Jungkook se sacó el cuchillo sin piedad y lo arrojó sobre el pasto, la herida estaba profunda, la sentía arder y latir. Jimin se levantó rápidamente, pero no podía volar, así que comenzó a correr de regreso a la aldea.
Su corazón sintió el peligro, no quería morir a manos de un Demonio y mucho menos si este había cruzado su territorio, él era quien tenía que matarlo.

Así que dejó de huir...

Trató de tomar aire y se dio la vuelta, escuchó los pasos venir hacia él y finalmente su figura apareció entre la oscuridad.
Su herida goteaba y la sangre manchaba las flores blancas que había en el suelo.

Jungkook se balanceó antes de caer al suelo y levantar la mirada, sus ojos rojos buscaron la mirada del otro. Jimin le miraba con pena, definitivamente no le tenía miedo.

Jamás pensó que conocería a alguien tan fuerte como para no bajar la mirada.
En Jimin había algo más, era cómo cuando miraba a su padre, tenía una mirada oscura, digna de un guerrero.
Pero no sólo eso, también había esperanza.

—No voy a pelear... —habló el rubio. —Por qué estoy cansado de las guerras, tú legión ha destruido mi hogar.

—¡Ustedes arruinan las mentes de los humanos con sus pensamientos lindos! —gritó. —La vida no es así, la vida es cruel. —rió a carcajadas. —Y si no me matas, yo te mataré.

—¿Cómo? —rió el rubio sentándose frente a él. —¿Así como estás?, JA.

—Eres una pulga... Tú y todos los ángeles.

—¿Y quién eres tú? —se burló.

—Jeon Jungkook, hijo de lucifer, heredero al trono del Inframundo, tu pesadilla. —respondió.

—¿Qué te hace pensar que si ganan esta guerra, serán felices?

—Tendremos el control del mundo, los humanos se están extinguiendo y sólo debe existir una raza.

—No tienes por qué seguir órdenes de tu padre, Jungkook. —comentó Jimin mirando como se debilitaba cada vez más. —Si lo haces, entonces eres su marioneta. Nunca he visto luchar a tu padre, ¿Cómo sabes que después no querrá destruirte a tí?

Jungkook se quedó pensándolo.
Toda su vida había asesinado personas y ángeles por órdenes de su padre.
Y entonces Jimin sembró la duda en su mente.

¿Por qué luchaba una guerra que no era suya?, Jungkook era lujurioso, dominante y sumamente malvado, pero nunca se sentó a pensar el por qué peleaba.

Desde que fue creado, su padre lo obligó a matar y mutilar, con el paso del tiempo se volvió un pasatiempo.

—No... Deja de meter ideas en mi cabeza. —respondió el ser oscuro. —¡Vete!

—Jungkook... Sé que cuando eras un niño, tenías miedo, odiabas matar personas inocentes. —Jimin se acercó. —Y si tú no quieres, no tienes por qué seguir haciendo esto.

—¡CÁLLATE!, Tú, tú...no sabes nada de mí. —respondió. —No me conoces.

Jimin sonrió, su mano derecha fue directamente al cabello del otro y lo acarició como si fuera un cachorro.

—He visto todo lo que has sufrido.

—Ya no soy el mismo de antes.

—Pero también tuviste la misma esperanza de tener paz.

Jungkook escuchó las hojas crujir a lo lejos, por lo que intentó levantarse.

—Vete...

—Yo sólo quiero que la guerra termine. —habló Jimin estirando su ala lastimada, terminando de sacar la flecha y devolviendosela al dueño.

—Corre... Ellos vienen, ¡Corre! —Jungkook lo empujó para que corriera.

Jimin escuchó aleteos, le dió una última mirada, una que jamás había visto y comenzó a correr entre la maleza de regreso a la aldea.

¿El demonio protegiendo al ángel?

Ni él podía creerselo.
Jungkook sonrió al verlo correr tan asustado, su corazón estaba latiendo, no permitiría que lo asesinaran, por lo que se levantó y pegó un grito.

—¡E-ESTOY AQUÍ! —llamó caminando entre la oscuridad. —¡HEY!

Taehyung logró verlo a los lejos y señaló su ubicación, detrás de él, iban otros ocho demonios, todos aterrizaron, el castaño se acercó a él y vio la herida en su estómago.

—¡Está herido! —gritó alertando a los demás. —¡Busquen alrededor del bosque!

—¡NO! —gritó Jungkook y todos se quedaron inmóviles. —No hay necesidad de eso, me encargaré yo mismo. —los guardias le miraron extraño, pero terminaron asintiendo.

—Jungkook, ¿Qué te sucedió? —preguntó Taehyung. —¡Busquen ahora! —ordenó.

—¡Si dan un paso más, todos ustedes morirán! —gritó Jeon levantándose. —Sin excepciones. —miró a Taehyung mientras tomaba la flecha. —Así que den la vuelta y largo de aquí.

Jungkook pegó un gemido ahogado de dolor al intentar moverse. Su herida goteaba y era profunda, maldecia a su padre en voz baja y tomó el cuchillo con el que había sido apuñalado entre sus manos. Su propia sangre estaba ahí, no evitó sonreír, nunca nadie se atrevió a enfrentarlo.

Al parecer, el ángel no sabía con quién estaba tratando.

Taehyung frunció el ceño y miró a Jungkook reír como un lunático mientras miraba ese cuchillo.

—Deja de mirarme así y vete. —habló Jungkook sorprendiendolo.

Jungkook daba miedo, ni siquiera había logrado verlo ya que estaba de espaldas. ¿Cómo supo la forma en que lo miraba?

—¿A dónde irás?, Además estás herido. —preguntó el castaño molesto. —Tenemos algo pendiente. —se lamió los labios con una sonrisa.

—Deja tus informalidades, el que tú y yo pasemos buenos ratos, no quiere decir que tienes el derecho de llamarme como tú quieras. —respondió girándose en su dirección para verlo a los ojos. —Largo de aquí.

—Le diré a tu padre sobre esto. —respondió entre dientes.

—Hazlo. —sonrió. —Él lo sabe.

Fue lo único que respondió antes de comenzar a caminar entre el bosque, Jungkook tenía que entrar a la aldea de los ángeles y cumplir con su misión.

Asesinar a Park Jimin, el segundo líder de la legión.
Sin él, el camino quedaría libre para el nuevo mandato de los demonios.

Y la guerra, terminaría.

.....ꦽ⃟......

Jimin regresó a casa a salvo, pero aún su ala sangraba, Namjoon lo vió aparecer entre los arbustos y corrió hacia él.

—¿Qué te pasó? —preguntó con un tono molesto.

—N-no es nada. —respondió Jimin alejándose de él. —Fue un accidente.

—Jimin. —Namjoon lo tomó del brazo antes de que escapara corriendo. —Esto no parece de un accidente, ¿Qué pasó en realidad? —volvió a preguntar. —Esta es la marca de una flecha. —señaló su ala herida.

—Déjame, no quiero hablar. —se jaloneó intentandose soltar de él. —Estoy harto, Namjoon.

—¿Qué te pasa?, Creí que buscabas la paz, ¡Entonces pelea! —le gritó. —Yo no voy a rendirme, ellos mataron a nuestros padres.

—Pero ya no quiero... ¿Alguna vez preguntaste qué es lo que yo quería hacer? —sus ojos se llenaron de lágrimas. —Estoy harto de esta guerra fría sin fin.

—¡Yo también! —le gritó. —Pero no voy a bajar la guardia, jamás. —Jimin secó sus lágrimas mirándolo. —Prepara tus armamentos para la próxima guerra.

—¿Próxima guerra?

—Ellos quieren a tres de los nuestros. —respondió Namjoon. —Y te quieren a tí.

—¿A mí? —Jimin parpadeó, no podía creerlo.

—No creo que sea para una charla tranquila.

Namjoon se dio la vuelta, Jimin frunció el ceño y se dio la vuelta para ir a su pequeña cabaña, pero antes de entrar a la luz, escuchó pasos detrás de él.
No le dió tiempo de girarse a ver de quién se trataba, un brazo lo tomó por la cintura y el otro cubrió su boca, impidiéndole gritar.

—Shhh... —murmuró el atacante. —Soy yo, Jungkook. —habló en voz baja, vigilando que no hubiera gente a su alrededor.

—¡Mmm! —Jimin se removió asustado, creyó que moriría.

Su corazón latía rápidamente, queriendo gritar ayuda.

—Quiero hablar contigo. —murmuró en su oído. —¿Te parece?, Juro que no haré nada en contra tuya, nadie sabe que estoy aquí.

Jimin tembló y asintió, de poco en poco, Jungkook liberó su agarre y colocó su mano en la empuñadura de su espada.
El rubio le miró neutra, los ojos rojos de Jungkook le causaban angustia, era un color diferente, era más brillante que el de los demás.

—Sígueme. —habló finalmente, comenzando a caminar sigilosamente por la oscuridad. —Si te ven, moriremos los dos. —advirtió.

—Morir contigo, es buena idea. —respondió Jungkook sonriendo malosamente. —¿Qué? —volvió a preguntar cuando Jimin rodó los ojos.

—¿Por qué bromeas de repente? —preguntó dudoso.

—Tengo sentimientos. —sonrió mirándolo.

—Sí, claro. —rió Jimin antes de abrir la puerta de su cabaña. —Corre, entra.

Jungkook sonrió y pasó de su lado, Jimin cerró la puerta y cuándo se giró, el ser oscuro le miraba muy de cerca, incluso sus narices rozaron.

—Q-qué estás...

—Tenías hojas en el cabello. —su mano revolvió sus cabellos rubios y las hoja cayeron.

Jimin sintió que su corazón tendría un infarto.

—Sólo lo hubieras dicho. —el rubio se alejó rápidamente y tembló nervioso.

—¿Creíste que te iba a besar? —sonrió Jungkook siguiéndolo escaleras arriba. —Por qué puedo hacerlo.

Jimin se dió la vuelta en el penúltimo escalón y Jungkook lo estaba mirando, no hubo tiempo para decir ni una sola palabra, los labios del mayor impactaron sobre los suyos.

El rubio quedó en un estado de shock, hace un rato estaban matándose y ahora parecían una pareja de enamorados. Jungkook lo tomó de la cintura y intensificó el beso, ambos movieron sus labios, haciendo una danza perfecta.

Atrapados en una burbuja...

Y sin darse cuenta, sus corazones crearon un lazo que sería inquebrantable.

Jungkook sintió un fuerte dolor en su pecho, como si una daga estuviera atravensandolo, un dolor que le quemaba por dentro.

Pegó un grito fuerte, y se alejó de Jimin retrocediendo,
Se sintió mareado y cayó al piso en las escaleras, sus ojos brillaron.

Jimin quedó horrorizado, intentó acercarse, pero Jungkook se lo impidió.

—E-espera ahí... —pidió colocando su mano en su pecho. —¡AAAHH!.... —sintió otra punzada, incluso las lágrimas salieron de sus ojos.

Jimin comenzó a llorar desesperado y sin saber que hacer al ver que Jungkook escupió sangre.

—¡J-jungkook! —Jimin se acercó a él asustado y lo ayudó a terminar de subir las escaleras.

Jungkook escupió una vez más y su corazón dejó de punzar.

—Y-ya pasó... —habló mareado, aún viendo borroso.

—¡JIMIN! —ambos escucharon un grito en la planta baja.

—¡Maldición es Namjoon!... —murmuró Jimin tembloroso y ayudándolo a levantarse. —Corre, ven, no hagas ruido, quédate ahí. —lo empujó llevando a su habitación para meterlo dentro de su armario.

—¡JIMIN! —volvió a gritar Namjoon, el rubio corrió por los pasillos y colocó la alfombra encima de la sangre y bajó corriendo las escaleras.

Ambos se miraron por unos segundos.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué estás llorando? —preguntó el peligris mirándolo.

—B-bueno... Me duele la herida, intentaba curarla y no soporté el dolor. —respondió nervioso.

Namjoon miró escaleras arriba y sospechaba de algo.

—Escuché un grito saliendo de aquí.

—N-no. —negó Jimin al instante. —También lo escuché, pero fue más lejos, incluso cerré las ventanas, temo por mi vida...

—Estás muy raro.

—No. Pero dije que me dejaras en paz, ahora sal. —Jimin lo empujó hasta la puerta

—Espe...

Jimin le cerró la puerta en la cara y colocó el seguro.
Namjoon sospechaba que había algo raro con Jimin, pero lo ignoro, tal vez estaba enojado con él.

El rubio escuchó sus pasos alejarse y corrió subiendo las escaleras, entro a su habitación y cerró con seguro.
Jungkook se encontraba observando su habitación y tenía una sonrisa en el rostro.

—¿Te gusta el color rosa? —preguntó en tono de burla.

Jimin no respondió.

—¿Estás avergonzado por el beso? —el pelinegro se acercó a él.

—N-no... —respondió el rubio al instante. —Ahora dime, ¿Qué es lo que quieres?

—Vivir contigo.

—No mientas. —Jimin rodó los ojos. —Sé qué estás aquí por qué quieres asesinarme. Desde que llegaste tu mano se posa sobre la empuñadura de tu espada.

Jungkook sonrió de lado, Jimin era muy inteligente

—Hazlo, mátame. —Jimin posó la punta de la espada sobre su cuello y Jungkook quedó impresionado.— Puedes matarme ahora.

El corazón de Jungkook latió con fuerza, Jimin se veía tan jodidamente bien siendo rudo. Sus facciones cambiaban, estaba lleno de valor.

—No voy a matarte.

Jimin lo miró y comenzó a reír.

—¿Por qué? —soltó la espada dejándola caer a sus pies.— Es tu última oportunidad.

—No puedo hacerlo.

—¿Debería alegrarme?

—Nunca dudé de mí. —respondió mirándolo. —Desde el primer momento que ví tus ojos, sentí que te conocía de alguna parte...

—Nos conocimos una vez en el bosque, fue hace muchos años.

—No, no me refiero a eso. —contestó. —Yo... Yo siento compasión por tí. —Jimin le miró raro. —Como si te quisiera.

—¿Querer? —rió. —Tú no puedes querer a nadie, los demonios no tienen sentimientos.

—Eres muy cruel, Jimin. —sé burló el mayor tomando asiento sobre la cama.

—¿Y?

—Me gusta. —sonrió malisiosamente.

Jimin se quedó congelado, pero no por miedo, al contrario, su corazón había revoloteado, sintiendo mariposas en el estómago y no evitó también sonreír por eso.

Jungkook comenzaba a confundirlo.

Ambos se miraron fijamente.

El bien y el mal.

Un lazo que jamás debió pasar.

La muerte que acechó a ambos.

El trágico destino que los unió.

.....ꦽ⃟......

CUATRO MESES DESPUÉS...

Jimin corrió cómo si su vida dependiera de eso, a través de los grandes bosques, sus zapatos estaban llenos de lodo y agua, en los últimos días no había dejado de llover y le era mucho más difícil correr esquivando hoyos en la tierra.

Y falló.

Un paso en falso y terminó cayendo en un gran hoyo profundo y después de eso, una gran red cayó sobre él.

Una trampa...

Jimin cayó en una trampa humana...
Pero era imposible que los últimos humanos fueran al bosque.

Jimin intentó huir, pero su cuchillo de caza había caído mucho antes de que se diera cuenta. Entonces escuchó las hojas crujir, avisando que alguien vendría y lo devoraría.

Los pasos pararon y la tierra que se desmoronó cayó sobre la cabellera del rubio.
Jimin miró arriba y sonrió lleno de miedo, pero aún así lo hizo.

—¿Jimin? —habló el pelinegro, su ángel de alas negras. —¿Qué haces ahí abajo? —preguntó antes de mirar a su alrededor preocupado.

—Jungkook... Sácame de aquí. —habló Jimin desesperado.

Jungkook retrocedió mirando en todas partes, para verificar si no había nadie y maldijo.

“Voy a salvarte, aún si no debía hacerlo”

Era el primer demonio que iba en contra de los mandatos de su legión.
En contra de lo que había ordenado su padre.

Pero su corazón era más fuerte, el amor que sentía, doblegaba su carácter.
Así que no fue capaz de dejar al amor de su vida ahí.

En una trampa que había sido construida para él.

Jungkook se lanzó a la trampa y lo ayudó a salir de la red. Jimin lo abrazó con todas sus fuerzas y después se miraron.

Sus labios se unieron, como muchas otras veces lo habían hecho. Creando una danza perfecta.

—Vamos. —Jungkook lo cargó entre sus brazos y voló fuera del hoyo. —¿Estás bien? —preguntó acomando un mechón rubio detrás de su oreja.

—Creí que moriría. —contestó bajando la cabeza.

Jungkook sonrió y negó.

—No morirás, por qué voy a protegerte, así tenga que dar mi vida por ti. —respondió mirándolo con ese brillo especial. —Te Amo. —murmuró antes de volver a besarlo.

—No digas esas cosas. —golpeó su cabeza mientras sonreía. —Te amo mucho más y por eso, no puedes dejarme, nunca lo hagas.

—Jamás lo haré. —respondió besando su frente.

¿Cómo es que dos polos opuestos habían llegado a enamorarse?, Simple, la palabra “final feliz” no estaba escrita en su libro de vida.

Y por más que le rogaran a los dioses, a los cielos, eso no pasaría.

Guerra. Sangre. Muerte. Los perseguía desde el momento en que ambos cruzaron miradas.

Mucho antes de eso.

Como una maldición.

Por qué un ángel no podía crear lazos de amor con su enemigo, un demonio. Por qué ambos estaban hechos para luchar en contra.
Y aún si Jimin y Jungkook no lo habían hecho, no significaba que terminaría bien.

Jungkook lo sabía y se aferró a ese amor, no logró evitar que las lágrimas salieran de sus ojos. No evitaba querer amarlo hasta el final.
Quería dejar de pensar en eso, lo abrazó con todas sus fuerzas, Jimin lo escuchó llorar y lo consoló.

Jimin no sabía por qué lloraba.

No tenía idea, era inocente.

—¿Qué sucede, cariño? —habló Jimin mientras palmeaba su espalda.

—No es nada. —respondió secando sus lágrimas y alejándose? —Deberías irte a casa, antes de que ellos vengan.

—¿Ellos?

—Es una larga historia. —Jungkook sacó su cuchillo de caza y se lo dió. —Voy a contarte todo, pero vete ya.

Jimin lo miró confundido, aún así asintió, lo besó antes de irse y voló lejos de ahí.

Jungkook lo vio irse y su mirada regresó a la del cuerpo desnudo y sin vida en el suelo, a unos metros de distancia.
Un cambiaformas que estaba persiguiendo a Jimin.

Por suerte llegó a tiempo y no lastimó a Jimin.

El demonio se acercó al cuerpo sin vida y se colocó en cuchillas, su mano fue directo a su rostro y finalmente vió un rostro que no conocía en particular, así que sin piedad, lo arrastró hasta el hoy dónde había caído Jimin y lo arrojó ahí dentro.
Sus manos se llenaron de sangre, pero no le importó en lo más mínimo, matar era su pasatiempo.

Se sentó a esperar y minutos después apareció la legión ahí, los demonios le miraron con unas caras muy raras.

—Jeon. Su padre dijo que quería hablar con usted. —habló uno de los guardias del inframundo. —Es urgente.

Jungkook lo miró con su vibra helante y sonrió, se levantó del tronco seco y pasó de su lado, ignorandolos a todos.

—¿Qué sucedió aquí? —preguntó uno de los guardias más jóvenes.

—Lo maté, déjenlo ahí, se pudrirá con el sol. —contestó Jungkook sin dejar de caminar.

—¿No se suponía que debería haber caído aquí Park Jimin? —Escuchó hablar en voz baja a uno de los guardias.

Jungkook sonrió, aún si por dentro estaba ardiendo de coraje y con ganas de querer arrancarles la cabeza a todos.

Nadie tocaría a Jimin.

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

Las cenizas caían del cielo oscuro, un lugar llamado el inframundo, el hogar de Jungkook.
Un lugar donde los árboles no tenían vida, la tierra era negra, algunos árboles ardían en fuego y la intensa niebla cubría el lugar.

Todos los que veían a Jungkook caminar por ahí se arrodillaban y murmuraban su nombre.

Todos vivían con miedo.

Ojos rojos le observaban desde lo lejos.
Su padre, arriba en la cima de una montaña, en un castillo oscuro y viejo.

Jungkook voló hasta el balcón y aterrizó con fuerza, levantando el polvo.
Los esclavos colocaron su capa negra sobre los hombros de Jungkook y se arrodillaron.

El heredero miró a los ojos de su padre, pero éste frunció el ceño al no lograr leer su mente.

—¿Qué crees que haces? —habló el hombre.

—No veo motivos para leer mi mente, puedes preguntarlo. —respondió Jungkook sonriendo.

—¿Dónde está el hijo de los Park? —preguntó con los puños apretados. —Hicimos un trato.

—No voy a traerlo nunca. —respondió mirándolo a los ojos. —Él murió.

—¡Deja de mentir! —le gritó furioso.

—Lo asesiné yo mismo, no tienes por que preocuparte.

—Entonces la guerra será en una semana.

Jungkook se congeló y apretó sus puños.

—Sé que estás mintiendo, no soy estúpido. —le dió un fuerte golpe en el estómago que lo dejó en el piso de rodillas. —Así que confiesa.

—No voy a confesarte nada, estoy harto de que me utilices. —Sé levantó con dolor.

—Lo sé todo, ¿Crees que soy imbécil?, ¿Estás jugando conmigo? —Jungkook recibió otro golpe, pero está vez la barra de hierro quemó su lateral de la costilla.

El hierro era una de las debilidades más fuerte de los demonios, tan sólo con tener contacto alguno con el, quemaba como el fuego del infierno.

Era muy doloroso.

La vez que Jimin le devolvió la flecha de hierro con la que lo había atacado, también había dolido y quemado, pero resistió para no quedar como un tonto.

—¡TE ORDENÉ TRAERLO AQUÍ! —le gritó furioso, a lo que Jungkook lo miró a los ojos y habló.

—¡NO VOY A HACERLO, JAMÁS! —gritó Jungkook lleno de rabia.

—Entonces vas a verlo morir en mis manos, a él y a toda su aldea. —respondió el ser de los cuernos gigantes dándole la espalda.

Justo al darse la vuelta, Jungkook tomó su espada y lo atacó, cortando la piel de su espalda, derramando sangre.

El ser oscuro se dio la vuelta y de un golpe hizo a Jungkook caer del balcón, era su hijo, pero la sed de sangre, era más grande y fuerte.

Jeon cayó de un balcón de unos diez metros aproximadamente, el polvo se levantó y el piso se quebrantó y aún adolorido se puso de pie, tomando la empuñadura de su espada a la defensiva.
El ser mayor bajó, tenía una sonrisa malvada y llena de oscuridad, de sus manos comenzó a salir humo negro, un cegador, pero Jungkook logró alejarse.

—No debiste ponerte en mi contra, Jungkook. —habló. —Estás acabado, sabes perfectamente que no descansaré hasta matarlo.

Los demonios comenzaron a acercarse para ver la pelea y entonces Lucifer mandó un mensaje a través de su mente.

“El amor te hizo débil, tú ya no perteneces a este Inframundo, habrá guerra y lloverá sangre”

Jungkook apretó fuertemente la empuñadura de su espada, ésta comenzó a envolverse en fuego, jamás habían visto algo como eso. Lucifer retrocedió y le dió la espalda.

Le había declarado la guerra.

“Defenderé a Jimin, hasta la muerte”

Entonces se dio la vuelta y se marchó.

Caminó por varios minutos y comenzó a llover.

El cielo también estaba triste...

O tal vez los dioses estaban enojados.

La lluvia se hizo más fuerte y pronto su ropa se mojó, su capa negra brillaba con la luz de la luna, caminó por una hora más y a lo lejos vio las luces de la aldea. Sonrío feliz y comenzó a escabullirse entre los arbustos.

Escaló hasta la cabaña de Jimin y tocó su ventana, el rubio la abrió con una grande sonrisa de felicidad y lo abrazó con fuerza, sin importarle que estuviera mojado de la lluvia.

Un amor prohibido.

Ambos unieron sus labios en un fogoso beso, un beso casi violento que fue subiendo de tono, caricias y gemidos ahogados, que los llevaron a la cama.
Ambos se deshicieron de sus ropas, cayendo sobre el frío suelo. Las manos de Jungkook viajaron por las caderas del rubio, mientras besaba su cuello blanco y suave.

Jimin gimió de la excitación al sentir la lengua de Jungkook sobre uno de sus pezones, era tan frío y cálido a la vez.
Sus uñas rasguñaron la fría piel del otro.

Jeon era una bestia con deseos que habían estado consumiendolo desde que lo había visto.

Pero aún así, trató de controlarse.

Jungkook sujetó a Jimin cerca de su cuerpo y lo ayudó a abrir sus piernas, pasó su mano por toda su intimidad y sus dedos comenzaron a marturbarlo.

—¡MMMG! —gimió Jimin mordiéndose el labio, hundiendo su cuello en el rostro de su amado. —Te necesito follandome tan duro, hasta que me destroces~ —habló dulcemente en su oído.

Entonces Jungkook perdió su autocontrol.

El pelinegro lo tomó de las caderas y lo cargó, para arrinconarlo entre la pared y él. Jimin gimió al sentir el frío de la pared y sonrió malisioso. Jungkook alineó su pene en la entrada del rubio, delineandolo delicamente y metiéndolo suavemente.

—Mierda~... —gimió Jimin abrazando su cuerpo, buscando su calor corporal.

Jungkook sonrió excitado al sentir las paredes de Jimin apretarlo tan dulcemente. El rubio gemia a propósito en su oído, provocandolo.

Los ojos de Jeon se tornaron de un color amarillo al mirarse, Jimin sonrió y lo besó, mientras el otro lo embestía con rudeza.
Dando golpeteos, de arriba a bajo, ambos tan cegados por el deseo.

Descargando todo en una noche, que posiblemente sería la primera y última vez que lo harían.

Enamorados locamente.

.....ꦽ⃟......

Jimin acarició el rostro de su amado con delicadeza, era tan suave, Jungkook era tan guapo que parecía irreal.
El mayor abrazó su cuerpo desnudo y sus pieles rozaron, depositó un beso en la punta de su nariz y después sus labios.

—Jungkookie...

—Dime. —lo miró a los ojos y sonrió.

—¿Qué pasará si se enteran de lo nuestro? —le preguntó con una mirada triste, mientras dibujaba circulitos en su pecho. —Yo creo que sería muy malo...

—Amor, escúchame. —suspiró. —No importa que pase, yo voy a protegerte a muerte...

—No digas eso. —le dió un golpecito. —No puedo imaginarme vivir sin ti.

—Y si algo me pasara, corre, vuela tan lejos puedas, no dejes que te atrapen, tienes que vivir, prometo que regresaría para volver a verte...

Jimin lo miró con el ceño fruncido, parecía estar hablando como si fuera a pasar algo así.

Jungkook lo vió en su mirada y no pudo evitar sentir culpa. Él también tenía miedo.

Pero el tiempo se terminaba...

.....ꦽ⃟......

Al día siguiente, Jungkook había despertado más temprano de lo usual, toda la noche se mantuvo despierto, mirando a través de la ventana del cuarto de Jimin, vigilando cualquier movimiento extraño.

—¿Qué haces? —escuchó la voz de Jimin a sus espaldas.

—Mirando por la ventana. —respondió con simpleza.

—Eso ya lo sé. —rió el rubio levantándose de la cama.

Nadie habló más, Jungkook estaba tan concentrado que ni siquiera notó a Jimin metiéndose al baño para ducharse. El ser oscuro tomó su arco y lo colocó cerca de la ventana.

Pasaron minutos después y él seguía sin moverse de ahí. Mientras Jimin secaba su cabello se acercó a él.

—¿Acaso estás espiando a Irene? —preguntó el menor molesto mirando por la ventana.

—¿Quién demonios es Irene?

—La vecina, ¿Jungkook, te gustan las mujeres también? —frunció el ceño. —¿Quieres engañarme?, ¿Acaso ya no te gusto? —pucherió adorablemente. —¿Qué hace esto aquí? —volvió a preguntar en cuando vió el arco.

—Jimin. —se giró para mirarlo a los ojos y tomó su rostro entre sus manos, para lentamente acercarse y besarlo tiernamente. —Me encantas, jamás te cambiaría por alguien más. —sonrió apretando su pequeña nariz. —Estoy vigilando...

—¿Qué sucede?, Haz estado mirando desde quien sabe cuantas horas, comienzo a preocuparme.

—Tengo que confesarte el motivo por el cual llegué aquí... yo quería...

Tres golpeteos en la puerta de abajo lo interrumpieron, escuchó los gritos de Namjoon y Jimin comenzó a correr por toda la habitación, escondiendo las ropas y el desorden que habían hecho.

Jungkook rió divertido y puso el arco debajo de la cama para después meterse en el armario.

—Espera aquí. —le dió un beso en los labios antes de cerrar el armario y salir corriendo escaleras abajo.

Jimin abrió la puerta de la planta baja y Namjoon entró sumamente molesto.

—¿Q-qué?

—Irene me dijo que había visto a alguien desconocido aquí. —habló el mayor mirándolo. —Y que ayer te quejabas mucho.

El rostro de Jimin se tornó completamente rojo y negó avergonzado.

—N-no, d-debió ser mi sombra, estaba e-enfermo y fue eso. —tartamudeó nervioso.

Pero Namjoon lo ignoró y comenzó a subir las escaleras hechando humo.
Abrió la puerta de la habitación de golpe y comenzó a buscar.
Entonces abrió el armario y su mirada se encontró con los ojos de Jungkook.

Namjoon casi parecía desmayarse, pero se mantuvo y lo golpeó.

—¿¡Qué es esto, Jimin!?

El rubio cerró los ojos asustado y parecía estar al borde de las lágrimas al ver que comenzaron a pelearse.

—¡PAREN! —gritó. —Jungkook es mi novio.

—¿¡T-tú qué!?

—¡MI NOVIO, PAREJA, AMANTE!, Como quieras. —respondió Jimin rascando su nuca nervioso.

—¿Estás conciente de lo que dices?, E-es un... Demonio. —lo miró de pies a cabeza. —¿Te amenazó? —preguntó Namjoon tomando su cuchillo de caza.

—Aléjate de él. —Jimin se interpuso entre ambos. —Nadie va a matar a nadie aquí. Te explicaré todo, pero baja eso, Nam.

—Quieres decir que... ¿¡Esos ruidos de anoche era por qué estabas en la cama con este!? —le gritó furioso.

Jimin sintió que moriría de la vergüenza y asintió.

—Déjame explicarte... Estoy... Estoy enamorado de él.

Namjoon quedó boca abierta, no podía creerlo...

Eso no debía estar pasando.

Habían cometido un pecado muy grave...

.....ꦽ⃟......

Después de explicarle todo a Namjoon, el mayor se marchó no muy convencido, jurando que mataría a Jungkook, Jimin lloró toda la noche entre sus brazos.

El mayor no había dormido, se mantuvo alerta de cualquier posible ataque, día y noche, por tres días seguidos.

Hasta ese día.

Cuándo todo parecía haber salido bien por unos días, un grito desgarrador se escuchó a lo lejos en plena madrugada. Jungkook vió a un ángel de la aldea, correr con otro ángel en brazos, pidiendo ayuda.
Jimin se acercó a mirar por la ventana y se trataba de Yeonjun, desesperado tomó sus cosas, dispuesto a ayudar, pero entonces Jungkook lo tomó de la muñeca.

—Espera... —habló en un tono apagado.

—Tengo que ayudarlos.

—Iremos juntos. El momento ha llegado.

Segundos después comenzaron a sonar las sirenas de alarma.

Anunciando otra guerra.

—Jungkook, si te ven, morirás...

—Voy a pelear, soy el único que puede detener la guerra.

—N-no... —el rubio lo abrazó al borde de las lágrimas. —No puedes ir.

Jungkook sacó sus cosas y tomó su capa, colocándola sobre los hombros de Jimin, besó sus labios por última vez y habló:

—Te veré en el bosque, tienes que avisarles a todos que la guerra empezó. —acarició su rostro con tristeza. —Te Amo, Jimin. —volvió a besarlo y después se separó de él.

Comenzó a equiparse, ignorando a Jimin y salió volando por la ventana.
El rubio secó sus lágrimas y tomó sus cosas rápidamente para salir corriendo y avisar a todos el punto de partida.

Yeonjun lo miró acercarse y comenzó a murmurar cosas que nadie entendía.
Minutos después, murió.

Jimin y Namjoon dieron órdenes de partir, todos comenzaron a prepararse y se despidieron de sus familias.

.....ꦽ⃟......

En medio del bosque, Jungkook se encontraba luchando contra dos demonios a la vez, cortandolos a pedazos.

Todos comenzaron a luchar, derramando sangre y dejando muertes.

Jimin vió a su amado sobre el suelo, siendo ahorcado, así que corrió rápidamente entre la multitud y con su espada asesinó al demonio y lo dejó sobre el suelo muerto.
Jungkook se levantó y lo abrazó.

—Tengo que matar a mi padre, sólo así, terminará esto. —le escuchó decir. —Te Amo, jamás lo olvides.

¿Por que sonaba a despedida?, Jimin no quería dejarlo ir, sus lágrimas salieron de sus ojos, pero aún así, Jungkook se marchó, avanzando entre la multitud, luchando.

—Yo también te amo... —murmuró Jimin casi en un susurro.

La guerra se volvió más intensa, pero aún así, todos siguieron luchando a muerte, por la paz.

Después comenzó a llover, Jimin parecía estar danzando bajo la lluvia mientras luchaba y cortaba a todos en pedazos.
Hasta que una flecha, impacto sobre su pierna, ocasionandole un dolor insoportable que lo hizo caer sobre el suelo. Namjoon escuchó su grito desgarrador y corrió a ayudarlo, pasando sobre la multitud.

Jungkook lo había visto caer herido, su corazón dolió, pero no podía ir a él, por qué tenía que matar a su padre. Su padre el rey estaba rodeado de demonios que lo protegían, ambos cruzaron miradas. Entonces lucifer, con una sonrisa malvada y con un arco en manos, ordenó que asesinaran a Jungkook, a su propio hijo y una gran ola se fue sobre él.

El pelinegro se movió rápidamente cortandolos con su espada. Pero escuchó un fuerte grito.
Se distrajo, girandose por un momento, buscando a Jimin con la mirada y ahí estaba. Siendo arrinconado por dos demonios.

Su corazón latió tan fuerte, tenía tanto miedo de perderlo.

—Anda, salvalo. —escuchó decir a su padre. —Pero entonces tú morirás.

Jungkook frunció el ceño, no podía dejar a Jimin morir.
Por qué todo era su culpa, el otro sólo era un ángel inocente que no tenía la culpa de nada.

Una última mirada de ojos rojos se cruzaron, sin saber que sería la última vez que lo harían

Jungkook se dió la vuelta y emprendió vuelo hacía Jimin.

“Deseo salvarte, aún si tengo que morir, por qué tú eres lo mejor que pudo exitir para mí”

El rubio estaba asustado, no tenía armas, su mirada se encontró con la de Jungkook a lo lejos, la flecha clavada en su pierna dolía mucho más que antes, no tenía muchas salidas.

Así que, tomó la flecha entre sus manos y la sacó de un tirón, pegando un grito desgarrador, sus manos se mancharon de sangre. Pero no moriría a mano de sus enemigos.

Los demonios se lanzaron sobre él, entonces la punta de la flecha se clavó en el estómago de uno. Jimin sonrió al verlo retorcerse del dolor. Jungkook había tomado al otro por el cuello y lo había lanzado lejos.

—J-jungkook... —murmuró Jimin antes de caer al suelo debilitado.

El ser oscuro lo miró preocupado, tomó su espada y cortó la garganta de sus contrincantes que se le lanzaban encima.

Eran demasiados a la vez.

Jimin sentía mucho dolor en la herida, su mirada comenzaba a ponerse borrosa y pronto se desmayaría.

La lluvia caía, helando su cuerpo, sentía mucho frío y sólo pudo abrazarse a si mismo, escuchó las hojas secas crugir y una figura acercarse a él.

“El mundo está ardiendo entre el fuego del infierno, la lluvia cae, como si fuera sangre de los enemigos y pero él sigue aquí y eso es lo que importa...”

Jungkook dejó caer su espada y corrió a él.
Lo abrazó fuertemente, mientras el rubio lloraba en su hombro.

—Jimin... Tienes que huir, no quiero que nada te pase. —habló Jungkook arropandolo con su capa, colocándosela alrededor de su cuerpo. —Tienes que irte, me encargaré de esto.

—No puedo dejarte... —murmuró. —Tengo miedo.

Las lágrimas salieron de los ojos del ser oscuro y lo abrazó cómo si fuera a huir.
Un profundo dolor se apoderó de su pecho, cómo la primera vez.

—¡Aaahhg! —Jungkook gritó retorciéndose de dolor, mientras se levantaba, su vista se nubló y se sintió mareado.

El dolor en su pecho se volvió más fuerte, Jimin era incapaz de levantarse para ir a él.

Dos atacantes caminaron en dirección al rubio...

Pero entonces, Jungkook logró calmar el dolor, respirando profundo. Colocó la mano sobre su pecho y al hacerlo, se dió cuenta de que comenzaba a emanar un aura negra.

»Muerte«, ese era el significado de un aura negra.

Una última punzada lo hizo volver en sí y regresó rápidamente hasta donde Jimin.

Iba a portegerlo...

Aún si le costaba la vida...

—¡Jungkook noooo! —lo escuchó gritar mientras lloraba, mientras veía sus lágrimas caer por su lindo rostro.

—Te amo... —le murmuró Jungkook colocándose frente a él, protegiéndolo de los ataques.

Y una gran espada se clavó en su pecho, atravesando su corazón.

“Le pido a los cielos y a los dioses que Jimin esté a salvó, doy mi vida a cambio de que el sobreviva, aún si no puedo volver, quiero que él esté bien”

Jimin gritó desesperado al verlo caer de rodillas y entonces el tiempo se detuvo a su alrededor.
Sé levantó a pasos tontos, corriendo hacia él, suplicando que no muriera.
Jungkook también intentó levantarse. Pero un fuerte dolor en su corazón se lo impedía, moriría ahí.

El rubio lo abrazó mientras lloraba con desesperación.

—J-jungkook... No mueras... No mueras. —lloraba intentando cubrir la herida con la capa.

—E-estoy bien... —respondió escupiendo sangre por la boca, recibiendo el abrazo. —A-ahora escúchame, deberás irte muy lejos, antes de que el tiempo vuelva a correr, que ningún demonio o dios, te encuentre.

—N-no me iré. —respondió Jimin aferrándose a él. —No voy a dejarte.

—Hice esto por tí, no hagas que mi muerte sea en vano y vuela lejos de aquí. Vete por favor, vete... —rogó Jungkook.

—Jungkook, lo prometiste... —lloró desconsoladamente en su cuello, aferrándose a él. —Prometiste que jamás me dejarías...

—No lo haré... —lo miró a los ojos y sonrió. —Hoy me voy, pero mañana podría regresar y por eso... T-tú tienes que vivir muchos años más.

—N-no... No quiero vivir sin tí. —Jimin lo sostuvo sobre sus brazos, mientras el cuerpo de Jungkook se ponía más frío.

—Te Amo. —murmuró Jungkook chasqueando sus dedos.

—Jungkook, no te vayas... —Jimin acarició su rostro con la yema de los dedos. —Tenemos que ir a la aldea...

—Es demasiado tarde... —respondió mientras su respiración se apagaba. —Volveré y por eso, tienes que esperarme, te encontraré... —sus ojos rojos brillaron intensamente, mirando el azul cielo de los de Jimin.

“Cuando veas todo negro, sientas tu caminar lento y tú cuerpo pesado, cierra los ojos, respira, siente el sol sobre tu espalda y el viento abrazarte, imagina que tomo tu mano... Imagina que te amo y estoy ahí contigo”

Habló Jungkook a través de sus pensamientos mientras sus ojos se cerraban para siempre...

Dejando un profundo vacío en el corazón de Jimin, sus ojos se llenaron de lágrimas del llanto, su pecho dolía como si lo acuchillaran.

Y entonces, huyó antes de que el tiempo comenzara a correr.

El cuerpo de Jungkook se convirtió en cenizas negras y la guerra siguió.

.....ꦽ⃟......

Jimin siguió caminando y las palabras seguían resonando sobre su cabeza, el dolor en su corazón quedó ahí como si hubiera sido ayer.

Un dolor que parecía no curarse nunca.

Había pasado años... llorando y suplicando. Ya ni siquiera sabía si estaba vivo o muerto, estaba un lugar vacío, no sabía cómo había llegado ahí.

Y llegó a la conclusión, de qué fue enviado al vacío.

Él fue desterrado por haber cometido un pecado...

Ahora camina solo.

Camina sin un rumbo, en un inmenso campo cubierto por la nieve, árboles secos que dejaron de florecer y tener vida hace mucho, donde no hay tiempo, ni estación, no hay personas a su alrededor. Él está completamente solo, esperando su propia muerte.

Ya había pasado mucho tiempo y aún seguía esperándolo a él.

Y con la esperanza de volverlo a ver, todos los días esperaba sentado en la misma fría roca debajo del único árbol que florecía, pero que estaba cubierto de nieve, mientras miraba al cielo y la nieve caía sobre él, abrazándose a sí mismo con la capa negra que llevaba en los hombros.

Imaginando que Jungkook estaba ahí y tomaba su mano como le había dicho...

Había nevado por muchos años, pero no sabía por cuánto tiempo exactamente, era como un día infinito...

Jungkook jamás volvió.

Y entonces Jimin sólo le pedía a los dioses, morir.

Morir pronto y encontrarlo nuevamente...

2. November 2020 03:29 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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