E
Emmy Ross


Luego de descubrir la infidelidad de su esposo Meghan Honold sale en busca de refugio a casa de su madre, en un pueblo apartado de la ciudad; lo último que espera Meghan es encontrar más problemas de los que ya trae sobre sus hombres, problemas con nombre y apellido. Max Lupo, regresará a su manda después de ser advertido por una bruja que su compañera de vida llegará a él, lo que la bruja omitió compartir es que sus decisiones del pasado afectarán gravemente su presente y la existencia de su raza.


Fantasy Nur für über 18-Jährige.

#guerra #amor #hombreslobo #341
5
618 ABRUFE
Im Fortschritt - Neues Kapitel Jeden Freitag
Lesezeit
AA Teilen

PROLOGÓ

Megan

Un recuerdo de hace unos años.

Recibí la llamada por la madrugada de un día cualquiera, realmente no recuerdo la fecha exacta, solo la irritante molestia de perder el hilo de mi placentero sueño.


El sonido insistente del teléfono que descansaba en mi mesa de noche rompía el silencio de nuestra habitación, no tenía mucho que habíamos apagado la luz; no tenía mucho que había hecho el amor con mi esposo, luego de una discusión sin sentido, la primera de muchas que estaban por venir, esperaba que con mis caricias y entrega, borraría en él todo rastro de duda en su corazón, grave error, el mismo error que otras muchas mujeres cometen.


Nuevamente el sonido repiqueteo, trayendo con él, el frío gélido que acaricia tu espina dorsal y te previene que lo que a continuación escucharás no será nada bueno, ya sabes, lo que comúnmente llamamos presentimiento, en ese momento no imaginé las consecuencias que traían la noticia que estaba a punto de recibir. Pero, si volviera a ocurrir, si volviera a vivir ese momento de nuevo, si regresara el tiempo atrás, en este instante, en el ahora, en el presente que tu y yo estamos viviendo, te puedo decir con seguridad que realmente el sonido del teléfono no era otra cosa que las primeras notas de mi propio réquiem.


En fin, no lo supe sino hasta mucho, mucho tiempo después. Solo bastó poner el auricular lo suficientemente cerca de mi, para que mi interlocutor hablara.


—Lo asesinaron— mi corazón en ese momento se congeló —. Eros ha muerto— latió de nuevo, pero, podía sentir la grieta de dolor formándose en él —. Él no está bien… Temo que cometerá una locura— suspiro afligido —. Lamento tener que pedir esto, pero necesito que estés a su lado, eres su amiga y él te quiere al igual que yo, se que te escuchará y ahora más que nunca necesitará le demos un motivo para estar cuerdo.


No dude, nunca dudaría en ayudarlos, tal y como ellos lo hicieron en su momento; los amo y nunca los abandonaría, a pesar de que el estar a su lado me arrastrara a la locura.


**


NARRADOR

PRESENTE


Correr… no había más opción. Tratar de huir y llegar al punto de encuentro donde su compañero y ella, hace siglos habían acordado reunirse si algo así llegaba a pasar; jamás creyó que ese día llegaría.


Sentía las delgadas ramas de los árboles arañarle, no solo la piel del cuerpo, sino también la coraza que no permitía que el miedo la invadiera; escuchaba que su cazador continuaba tras de ella.


Su última escolta había quedado atrás hace mucho, tratando de frenar la persecución. No era tonta, sabía que ese pobre guardián ya había pasado a mejor vida y eso le dolía en el pecho, la escolta de cuatro hombres y dos mujeres que emprendieron la huida con ella eran más que eso, eran sus amigos… su familia y el último de ellos hace no más de una hora la dejó sola, no había tiempo para levantar una plegaria a la Luna por el lobo caído, era eso o morir.


<Esto es irónico> pensó <Yo siendo la presa> trataba de darse ánimos.

A unos metros estaba la cascada que le servirá para por fin escapar. Su cazador ya no se escuchaba tras de ella, eso le permitió sentir la punzada de alivio, <Aún no todo está perdido> ese pensamiento se fue de sus manos, voló por el frío aire que congelaba y cortaba su hermoso rostro como el humo de un cigarrillo.


Paro en seco y miró atenta al frente, olvidando por un segundo hacer que su corazón latiera.


Ahí estaba, un hombre hermoso de tez pálida que asemejaba a la leche, con ojos del color de la sangre caliente, mirándola intensamente, con una sonrisa arrogante pintándole el rostro.


Un humano cualquiera no hubiera creído que el hombre recargado en el tronco de un árbol, con un fino traje hecho a medida, había perseguido a esa mujer por más de quince kilómetros, en una carrera de vida o muerte.


Ajeno al paisaje que los rodeaba, al ver a su presa por fin rendida, se enderezo y acomodo la corbata, que había osado moverse de lugar, sin quitar la perturbadora sonrisa de su hermoso rostro.


—¿Se ha cansado de correr luna?— preguntó su cazador con una sonrisa tan tenebrosa y vacía como su mirada. —Porque nosotros ya nos hemos cansado de jugar —término con el acento que distingue a aquel temible hombre entre los licántropos, dando la orden a sus seguidores de tomar a la mujer que huía, sobresaltándola al instante que la fría piel de los recién llegados tocó sus mayúgados brazos.


—Alexei— dijo el hombre que detenía a la mujer —, el Alfa también ha caído...


Los pasos de Alexei retumbaban por el largo pasillo, caminaba sereno, indiferente y ajeno a los lamentos y gritos desgarradores que se escuchaban alrededor de aquel imponente lugar.


Tras de él, la delicada figura de la que fue la ama y señora de ese hogar, era arrastrada dolorosamente por los pasillos del que una vez fue su castillo.


Uno de sus hombres abrió las enormes y pesadas puertas de madera, sin el más mínimo esfuerzo, dejando pasar a su príncipe.


Alexei miró a su alrededor contemplando con tristeza lo que alguna vez fue una majestuosa sala de audiencia, los pisos de mármol formaban grecas que guiaban a los visitantes al mismo punto, el lugar donde se encontraba un trono antiguo, los tapices con seres mitológicos eran los únicos testigos del saqueo que se llevaba a cabo en ese momento de caos.


—Hermano. Está hecho. —hablo Alexei a la figura que se encontraba recostada en el trono.


Entendía la pérdida de su hermano, él también la había sufrido un siglo atrás, la única diferencia es que él encontró la paz de un distinto modo.

El mayor de los hermanos y rey del clan de vampiros más grande del mundo, se levantó de aquel trono que perteneció a sus ahora enemigos, su rostro y sus ropas estaban bañadas en sangre. La sangre de aquellos que se atravesaron en su camino para tratar de proteger a la mujer que ahora depositaban frente a él.


En una esquina de la habitación se escuchó un gemido y el roce de las cadenas sobre el piso, sólo una señal bastó, para que el guardia que se encontraba custodiando al preso le golpeara el rostro para hacerlo callar.


—¿Sabes quién soy Luna?— preguntó el hermoso hombre ensangrentado a la mujer que acababan de dejar tirada en el centro de la enorme habitación.


Un ir y venir de soldados en trajes oscuros apilaban el botín de aquel antiguo castillo, provocaba que ella se sintiera aún más aturdida y temerosa, miraba desesperada en todas direcciones, trataba de encontrar la forma de ese lugar, lo que alguna vez fue su hogar.


—Tú…eres…— dijo con las pocas fuerzas que le quedaban, se levantó, en un lastimero intento de mostrarse regia ante la figura masculina que la miraba divertido, con una mano temblorosa señaló nuevamente al hombre —...Eres el culpable de que mi hijo esté muerto. ¡TÚ, MALDITA ABOMINACIÓN DEL…


No pudo continuar, él la sujetaba por el cuello y la estrangulaba viendo como la vida se desvanecía de sus ojos; él aún no quería terminar con ella y como un gato que juega con su presa antes de comerla soltó su delgado cuello.


—¿¡Abominación!? No mujer, me confundes. La abominación es aquella bestia— y con la cabeza señaló la esquina donde se encontraba el preso —. Él es la abominación, él fue capaz de matar a su propia sangre— soltó a la mujer para que esta callera al piso y antes de que pudiese recuperarse la tomó por la larga cabellera y sin ningún esfuerzo la arrastró hacía donde estaba el preso.


—¿Qué clase de seres son los licántropos? Hablan de los compañeros que su Diosa les otorga como un gran tesoro, y cuando a uno de ustedes les entregan...diferente...— pronunció sin dirigirse a alguien en particular, mientras arrastraba a la mujer hasta dejarla frente al preso, una sombra de tristeza se posó en su hermoso rostro.


—¿Dime ahora licantropo? ¿Qué pasa cuando tu mayor tesoro te es arrebatado?— preguntó sin quitar la mirada de la mujer que se arrastraba por el piso.


No esperó respuesta, se acuclilló y con su mano pálida tomó por el cuello a la mujer para que esta pudiera ver al preso que tenía frente a ellos. Con delicadeza tomó un mechón de cabello de la mujer y lo colocó tras su oreja y con el tono seductor que caracterizaba a su especie le habló al oído.


—Te liberaré de la ignorancia; sé que llevas el duelo de la pérdida de tu único hijo. La abominación que tienes frente a ti, fue quien ordenó su muerte.


Espero a que la mujer mirara con atención al preso que tenía frente a ella y al escuchar el corazón de esta dar tumbos acelerados se dio cuenta que ella ya lo había comprendido.


—Lo ejecutó por “alta traición…”— un grito desesperado del preso lo interrumpió en su discurso, de nuevo el custodio lo calló con un tirón a las cadenas de plata que lo contenían.


—Pero, lo único que tu hijo deseaba era que lo aceptaran tal como era y aceptaran que tu Diosa había elegido un compañero… diferente para él.— pudo percibir el aroma a sal que emanaba de las lágrimas de ella.


—Yo, mujer— continuo —, jamás lo hubiera lastimado. Yo le hubiera dedicado mi eternidad con veneración, hubiera dedicado mis días a su completa felicidad— hablaba con voz taciturna, era una especie de melodía que la envolvía y anestesiaba, ella poco a poco dejó de poner resistencia y el dolor comenzaba a mitigarse.


—...Él, sin embargo, prefirió verlo muerto que aceptar sus preferencias— ella regresó la mirada al preso y lo miró con autentico odio. El preso sintió el dolor estallar en su pecho, sintió como el corazón de su compañera se rompía en miles de pedazos anunciando su pronta muerte.


—Dime Luna, ¿Deseas que te libere del dolor que la pérdida de tus seres amados te causa?


—¡NO! —otro gritó desesperado del preso —¡No lo hagas! ¡MÍRAME! —jalaba las cadenas de plata que le laceraba la piel con cada movimiento —¡Jena mi Luna, mírame mi amor, estoy aquí!— otro golpe lo hizo gemir de dolor nuevamente.


—...Yo...— dudo la mujer mientras el hombre le continuaba susurrando en el odio lo mucho que ella deseaba morir —...Yo ya no deseo sentir este dolor.


El vampiro sonrió y miró al preso por primera vez —Así será Luna…


El odio bailaba al compás de la locura en sus pálidos ojos. La destrucción de los licántropos, era lo único que tenía en mente Vicktor Krov en ese momento.


Dejaron al licántropo aún atado frente al cuerpo sin vida de su compañera, el hombre lloraba su pérdida, Vicktor paladeaba como si fuera un buen vino el placer que ese dolor le estaba causando.


Alexei miró con lástima a su hermano y al hombre encadenado, al final no eran tan distintos uno del otro.

26. September 2020 00:00 6 Bericht Einbetten Follow einer Story
4
Lesen Sie das nächste Kapitel Capítulo I La visión de la bruja

Kommentiere etwas

Post!
Señor Polilla Señor Polilla
Interesante y bien pensada. Sigue asi!
May 22, 2023, 22:49
~

Hast Du Spaß beim Lesen?

Hey! Es gibt noch 44 Übrige Kapitel dieser Story.
Um weiterzulesen, registriere dich bitte oder logge dich ein. Gratis!