Soledad y cansancio.
La misma soledad que llevas cargando, aquella que niegas incesantemente; así como te repites a ti misma: “si no lo pienso no es real, si no lo pienso no es real” juras que esa soledad no es tuya.
Y una vez más te convences de que no estás tan sola; hay gente a tu lado, pero no es necesario hablar de eso. Retumba y da vueltas por tu cabeza cada noche, pero eso no tiene tanta importancia.
¿O sí?…
. . .
Y así recuerdas a esa soledad, aquella soledad; la que no se irá con 10 minutos más bajo el agua tibia del baño y la que otro cigarro no te va a quitar, ni tres, ni cuatro, ni cinco. Esa taza de té con miel tampoco va a curarte de este mal.
Porque al final del día, lo único que sientes cerca de ti es aquella soledad.
Vielen Dank für das Lesen!
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