Tanto verde entremezclado con tonos intensos. Los Gladiolos parecen más bayas que flores, y el paisaje parece una obra en un museo (o en un fondo de pantalla). Lo peor, es que me quedo mirándolo y me fascina, y eso me deja paralizado; cosa que no ayuda mucho a quitarme la idealización de la cabeza.
Tal vez por eso esté con esta tristeza. La llevo esperando como 20 minutos y nada que llega. Y como no me ilusiono fácil, veo tantas parejas disfrutándose y me pongo peor.
Míralos a ellos mientras se comen un helado. Se miran a la cara como si los postres fueran ellos, y no lo que sostienen en sus manos. Están inclinados muy al frente, casi que repasando los poros de la piel del otro. Sólo se retiran la mirada para reír, pero no por muchos segundos. Y así durante 21 minutos.
O ellas, que están recostadas en el pasto. Se abrazan como cuando uno abraza a su mascota o a un hijo. Se dan piquitos poco a poco, y se sonríen súper cerca: es más, dudo que puedan ver que la otra persona sonríe sino que, por la energía del momento, sonreír es lo único que pueden expresar. Acaban de llegar y ya están amándose. Es hermoso de ver.
De repente, te busco con la mirada y te encuentro atrás de mí, o eso creo. Tu forma de caminar tan característica y tu labial (que no reconocería de no ser porque llevo gafas) me hacen pensar que eres tú. O tu doble, una de dos. Me surge la idea y empiezo a hacerme el interesante, buscando como si no te hubiera encontrado, y sonríes sólo como tú sabes, cautivando a mi reojo. Es tanta la emoción y los escalofríos, que me doy vuelta sólo para suspirar, y me quedo esperando a que un abrazo por detrás me dé un pequeño susto.
Y te pones en frente. Y mi melancolía eclipsa. Y tus besos hacen más colorido mi paisaje.
Vielen Dank für das Lesen!
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