Sobre la mesa, las herramientas estaban relucientes. En silencio, sentí el corte del bisturí al realizar una incisión del lado derecho del abdomen. La navaja quirúrgica atravesó cuantas capas debía, hasta llegar su objetivo, extirpándolo en un solo tajo. Nadie escuchaba mis gritos, nadie atendió mi lamento. Fue una enfermera la que advirtió que estaba llorando en medio de mi apendicectomía, en la cual nunca estuve realmente anestesiado. Aún siento la mano del cirujano hurgando en mis entrañas.

El corredor se extendía varios metros frente a mí, roído y sucio, los años en abandono se notaban en demasía. Aunque mi plan era recorrer las instalaciones y salir de ese hospital de inmediato, el pabellón del que todos hablaban, cuyo letrero ponía "desahuciados" me llamaba la atención de una forma especial. El primer paso fue el comienzo de un descenso a la locura, ya que, sin importar cuanto camine, no puedo salir de ese corredor. Creo que este es el décimo día vagando en este lugar...

Luché con todas mis fuerzas para poder gritar No podía. Debía hacerlo aunque me doliera Al final me rendí cuando la enfermera dijo «Sabemos que estas despierto» Y lentamente desconectó mi respirador artificial

Ahí está en cama dormido y está pálido... cómo pudo haber pasado?.... sólo giré el manubrio del automóvil y no ví el otro auto. Ahora lo veo ahí tirado casi muerto mientras los doctores intentan salvarlo, aunque están apunto de desconectarlo. Pero lo que no entiendo es ¿cómo puedo oír y ver esto si sé supone que soy quien está en coma?, soy yo el que está en camilla, soy yo el que está muriendo.....

" - Odio este lugar, odio este psiquiátrico. Llevo mas de diez años pudriendome acá dentro. Odio a todos, enfermeras y médicos incluídos, son unos hipócritas disfrazados de sonrisas comprensivas. Los mataría a todos si pudiera. ¡Quiero matarlos a todos! Uno por uno, quemar este lugar... - Doctora, eso que usted dice... es un poco siniestro. - respondió el paciente asustado."

Mi perro comenzó a ladrar demasiado fuerte muy temprano, le dije que hiciera silencio pero lo hizo más fuerte y ahora empezó a gruñir, mi cabeza dolía horrores me senté y lo que vi fue una figura negra a lado mío, tenía un cuchillo demasiado filoso, lo sentí, el iba a matarme, pero no, si lo hacía yo primero...

Mi perro comenzó a ladrar demasiado fuerte muy temprano, le dije que hiciera silencio pero lo hizo más fuerte y ahora empezó a gruñir, mi cabeza dolía horrores me senté y lo que vi fue una figura negra a lado mío, tenía un cuchillo demasiado filoso, lo sentí, el iba a matarme, pero no, si lo hacía yo primero...

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La falta de sueño ya empezaba a pasarle factura tras una agotadora guardia. Al oír unos maullidos se despabiló y vio un gato acercarse, hizo indicios de acariciarlo pero el gato gruñó saliendo de allí. Unos momentos después el biper sonó con apuro en su bolsillo. Fue corriendo a emergencias donde un anciano entraba en paro pero el uso del desfibrilador no valió, el hombre estaba muerto. Mientras cubría el cuerpo con pesar, escuchó al gato que salía por debajo de la camilla del pobre anciano.

Dicen que un suicida feliz es la peor señal, pero eso ¿dónde lo aprendiste? Nadie es blanco ni negro, nadie está roto ni completo; no somos una estadística que sacar, no puedes medirme con tu regla. No soy el que se aventó de un puente en Seúl, ni la niña que se envenenó en Costa Rica. No pienses por ellos, ni por mí, ninguno te vamos a decir la verdad. —Huimang-Hi—

Querida muerte: Posterga tu cita con él. Quita minutos, horas, años de mi propia vida si es necesario; pero por favor, no permitas que cruce los portales del inframundo sin saber cuanto lo he amado ,y amaré, hasta que tú vuelvas por mi...