Sintió satisfacción al ver como el hombre que tanto daño le había hecho moría lentamente, tomó la navaja de la mano de su hermano y la enterró con fuerza donde debía estar el corazón del profesor. Se deleitó con la mirada del hombre. Quería que la viera antes de morir, que fuera el rostro de la última chica a la que intentó hacerle daño el último que viera. Por primera vez en sus catorce años de vida se sintió poderosa.

Perfecciona las flores, los colores, las mujeres, lo obvio que no es opio, a veces, el elemento del placer, dijo el maestro, el Dr, el Dr, el profeta y hasta el sabio. La belleza solo es completa cuando viene de adentro hacia afuera ...

Era una chica que siempre se sintió fuera de lugar en un mundo que parecía no entenderla. Mientras las demás chicas se preocupaban por maquillarse y vestirse a la moda, ella prefería perderse en libros y en sus propios pensamientos. Se cuestionaba constantemente quién debía ser para encajar, pero al final, descubrió que su verdadera belleza radicaba en su autenticidad y en abrazar su singularidad.

Alguien sale desde algún lugar y lo sorprende. Michael mira al ser con extrañeza. —¿De dónde saliste? —se aventura a preguntar a quien lo observa con evidente inseguridad. —De aquí —le toca el lado izquierdo del pecho. —¿Qué? —Has estado exprimiéndome. —No te entiendo. —Supongo ya lo harás. Por ahora tengo que irme. Sin más, el ser se va. ¿Quién es? Se parece bastante a él. Decide marcharse también, pero algo en el interior falta. Es mejor así. Siente ahora... seguridad.